Al igual que nuestra ciudad no es una población al uso de las que se pueden ver en otros puntos de la Península, por esas circunstancias especiales que nos benefician y nos perjudican, en ese mismo tono se encuentra el puerto.
Sin embargo, desde hace muchos años, coincidiendo con la presencia de José Torrado al frente de los destinos de la Autoridad Portuaria, se puso en marcha una política de interacción o de integración del puerto en la propia urbe, para que no existiera una frontera a la bajada de la Rampa del Muelle de España. Tanto ciudad como puerto unieron su suerte, tanto para lo bueno como para lo malo y es que no podemos olvidar en vano que el puerto es una de las dos salidas naturales que tiene Ceuta, la otra, como es lógico, la frontera del Tarajal. En una ciudad como la nuestra donde la falta de espacio físico es indudablemente uno de sus mayores handicaps, contar con la zona portuaria para una expansión del empuje comercial que se está viviendo en los últimos años era una necesidad. Pues bien, la aprobación de la Orden Ministerial sobre Delimitación de los usos y servicios del puerto de Ceuta, firmada por la ministra de Fomento, Ana Pastor, supone una carta esencial para seguir ahondando en esa integración, en esa fusión de dos zonas de Ceuta que necesitan y así los entienden sus máximos responsables. Hay que destacar que a lo largo de estos años la colaboración de la Autoridad Portuaria ha sido extensa en cuantas mejoras ha debido introducir la Ciudad Autónoma para el devenir diario de la vida en esta tierra y podríamos poner muchos ejemplos. Pero todos están de acuerdo en que queda mucho por hacer, porque la pujanza de esta ciudad necesita como elemento imprescindible una colaboración absoluta por parte de la Autoridad Portuaria. Y así seguirá.