Para Caballas, la realidad es muy diferente en cuanto a las ayudas del FSE.
En un comunicado indica que “el Gobierno no ha modificado sus criterios de gestión del Fondo Social Europeo desde hace catorce años. Se limitan a repartir subvenciones lineal e indiscriminadamente, con la única intención de contentar a los empresarios, sin ninguna estrategia de consolidación o regeneración del tejido empresarial. Se muestran satisfechos por haber adjudicado todas las ayudas; pero no hacen una mínima evaluación de la incidencia de ellas en la reactivación económica, y por tanto, en la creación de empleo”.
Caballas ha plateado un modelo alternativo de gestión de estas ayudas (rechazo por el PP), consistente en seleccionar los “sectores protegibles” y concentrar unas ayudas más cuantiosas en proyectos de estos sectores que puedan contribuir a mejorar la dinámica económica en su conjunto.
Defiende que “la política de formación financiada con el FSE es un despilfarro pensado más en mantener determinados empleos y contratos que la inserción profesional de los beneficiarios. Son cursos repetidos por inercia y aburrimiento sin más ambición que cubrir el expediente”.
El primer partido de la oposición planteó al pleno un cambio radical en el modelo de formación en el sector de la construcción (vinculado a los propios centros de trabajo), y una formación más innovadora orientada a los sectores de futuro. Ambas ideas fueron rechazadas por el PP.