Con sus prismáticos y sus objetivos de largo alcance como equipaje, una veintena de apasionados del mundo de las aves se convirtieron ayer en el primer grupo en participar en las actividades programadas por Ceuta Dreams, la empresa recién creada por José Manuel Pérez Rivera para exprimir la riqueza natural y patrimonial de la ciudad y abrirla de par en par a ceutíes y visitantes.
Asumido el reto, la propuesta inaugural había fijado como objetivo acercarse a un espectáculo único: presenciar, desde alta mar y en el privilegiado enclave del Desnarigado, el paso por Ceuta de las pardelas cenicientas, una especie que cada año, por estas fechas, se deja ver por nuestro litoral en su obligado paso migratorio en busca de temperaturas más cálidas bajo el ecuador africano.
La expedición había partido a primera hora de la mañana a bordo de El Desnarigado y tras surcar el Foso y enfilar la Almadraba se topó con los primeros avistamientos: una garza real, gaviotas, charranes y alcatraces lanzados en vertical a por sus presas. Unos minutos más tarde aparecerían las ansiadas pardelas, luciendo su característico plumaje ceniciento. Sobre la cubierta, los integrantes de sección local de la Sociedad Española de Ornitología (SEO) compartían sus conocimientos, alertaban de la presencia de ejemplares y aclaraban dudas a los menos iniciados. A partir de ahí, las pardelas se convirtieron en las grandes protagonistas de la jornada. Aparecían desde el sur, aún en grupos pequeños al tratarse de las primeras jornadas de migración, buscando el silueta del Hacho para, desde allí, dispersarse luego a través del Estrecho de Gibraltar antes de tomar rumbo al Atlántico y el inmenso continente africano.
Ceuta es, recalcaban ayer los ornitólogos de SEO, el mejor punto del mundo para contemplar el fenómeno migratorio de la especie. La explicación no es otra que la pantalla o cuello de botella que forma la particular orografía que discurre entre Cabo Negro y el Hacho. Las aves encuentran ese único camino en su búsqueda de una salida natural hacia el Atlántico. Tanto, que en las próximas semanas ese paso puntual y esporádico de ayer puede dispararse hasta picos máximos de entre 4.000 y 7.000 ejemplares por hora. Y la escena es siempre similar: vuelan muy cerca del agua para aprovechar el efecto de las corrientes y el viento, confirmando su aversión casi instintiva a posarse sobre el relieve de la costa. Alcanzado el punto del Desnarigado, aún les restará más de un mes de viaje hasta su destino, que en algunas ocasiones puede llevarle incluso a Sudáfrica y a tocar Brasil cuando emprenden de nuevo la fase de regreso.
Con esos condicionantes a favor, el espectáculo estaba asegurado. Aunque en menor número de lo que lo harán en apenas un par de semanas, la subespecie calonectris diomedea de la pardela cenicienta se dejó ver cerca del barco. Eran los primeros de los casi 500.000 ejemplares que se calculan utilizarán el pasillo de Ceuta en su desplazamiento, prácticamente el 100 por cien de la población mediterránea.
Noventa minutos después de zarpar, el barco regresaba al punto de partida. La misión cumplida y la expedición satisfecha. En las próximas semanas, cuando el grueso de las aves que ayer se dejaron fotografiar enfile la Almadraba hacia el Hacho, la propuesta podría volver a reeditarse. En ello trabajan ya en Ceuta Dreams tras tocar tierra y hacer balance de la ruta con la que ayer estrenaron su propuesta que aúna medio ambiente y ocio.