Los plantos, o colaboradores marroquíes de la Policía, nunca se han escondido. Ellos dirigían el negocio de los bultos contando con el beneplácito de la UIP, mientras que los comerciantes de naves ubicadas incluso frente por frente al Biutz no podían sacar siquiera sus mercancías. Incluso si esos comerciantes hablaban con periodistas para denunciar su situación, los plantos, protegidos por el sistema, no dudaban en lanzar miradas intimidatorias. Y lo hacían, curiosamente, delante de la propia Policía que justificaba la presencia de estos individuos, señalizados con brazaletes o chalecos, por la necesidad de contar con alguien que supiera árabe.
Esta semana los plantos se toparon con auxiliares de seguridad contratados por los empresarios. Su eliminación ha servido para que, directamente, la situación en el polígono cambie por completo: el Biutz absorbe mayor cantidad de mercancía y el Tarajal se descongestiona directamente. Porteadoras que llevaban meses sin pasar un bulto por el Biutz, debido al poder de los plantos que solo beneficiaban a determinadas consignas, han vuelto a cruzar sin problemas. El negocio ha quedado apartado, los alrededor de 18 plantos que integraban esta curiosa nómina han perdido su negocio, estimado en el logro de unos 600 euros por persona y día. Un chollo nacido de la explotación sui generis que emana del negocio que a diario mueve el corazón económico de la ciudad.
La eliminación de estas figuras así como la mejor predisposición de Marruecos ha formado el binomio necesario para retomar cierta tranquilidad en el Tarajal, dejando a un lado las largas colas y las avalanchas que han tenido en una pesadilla continua a las fuerzas de seguridad y que ha echado al traste dos meses de trabajo e investigación: justo el tiempo en el que los agentes de todas las fuerzas han estado absorbidos en la llamada operación bultos.
Los colaboradores marroquíes siguen yendo todos los días al Tarajal, intentando hacer tambalear el actual sistema, aferrados a un negocio ahora anulado pero que nunca se ha escondido, ni siquiera a ojos de la Administración. Amenazan con recuperar el negocio o buscar su explotación por otras vías. La propia Delegación del Gobierno sabía del ejercicio de estos individuos así como de los resultados de su lucrativo negocio, dos patas que han tenido mucho que ver en los colapsos continuados focalizados en el Tarajal y que han terminado por abrir una auténtica crisis.
Rodeos para sacar bultos y evitar controles
Los porteadores buscan nuevos caminos para evitar los controles policiales. Así, en los últimos días están optando por acudir hasta el Príncipe Felipe, bordeando el centro de salud ubicado a los pies de la barriada, para evitar los controles de la UIR y de la UIP. Asimismo han rebajado los bultos para darles salida por la frontera sin problemas. La Guardia Civil deja pasar bolsas y mantas sin problemas, tras recibir órdenes de no retirada de dicha mercancía. De hecho la Agencia Tributaria no ha tramitado sanción alguna a las personas a las que se les decomisaron en su día.