Una cría de rorcual común –también conocida como ballena de aleta– fue hallada en la mañana de ayer en la playa de Benzú. El cetáceo se encontraba varado en una zona rocosa, posiblemente desde la pasada madrugada, al ser apartado del grupo por el fuerte temporal que azotó el Estrecho este domingo y por una posible enfermedad, según el primer diagnostico desde el Centro de Estudios y Control de Animales Marinos (CECAM), aunque está pendiente de la necropsia.
El dispositivo desplegado en la playa logró rescatar al ejemplar de entre las piedras y devolverlo al mar, sin embargo, tras varios intentos guiados por efectivos y voluntarios sumergidos, regresaba a la costa. La primera intervención comenzó sobre las 10.30 y finalizó sobre las 13.00, señalaron Juan Carlos Rivas y Álvaro Ríos de los Huertos, del Centro de Estudios y Control de Animales Marinos (CECAM). Sin embargo, sobre las 15.00, apareció en Benítez. “Para que no sufriera, le hemos administrado un anestésico que paralice sus órganos vitales”, explicó Manuel Vera, de Recuperación de Animales Marinos (RAM) y CECAM.
Por la mañana, un vecino de la barriada alertó al Servicio de Emergencias 112 de la presencia de un cachalote –confusión inicial por las dimensiones del cetáceo– y telefoneó al CECAM, que se personó en este punto de la costa. Tras verificar el aviso de este ciudadano, notificaron a la Consejería de Medio Ambiente y de Sanidad el hallazgo, indicó Rivas.
El Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS) llegó prácticamente al mismo tiempo que CECAM, explicaron sus miembros, momento en el cual las autoridades activaron el dispositivo correspondiente y hasta La Cabria se desplazaron efectivos del Parque Móvil, Protección Civil y Obimace, además de los colectivos ya presentes. Los participantes en el salvamento destacaron la colaboración de los vecinos, que ayudaron a mantener húmeda a la cría de ballena y a conducirla de nuevo hasta el mar.
El ejemplar medía unos cinco metros y pesaba unos 2.000 kilos aproximadamente, explicó Rivas, quien destacó que el rorcual encuentra en el Estrecho su lugar de paso además de uno de sus hábitats, añadió. Debido a las características del cetáceo y del espacio rocoso en el que quedó encallado, los vehículos del Parque Móvil de la Ciudad Autónoma intervinieron para superar estos contratiempos. Una excavadora con palas trasladó al ejemplar hasta el mar. Sin embargo, los efectivos tuvieron que realizar varios intentos para que la ballena permaneciera en el agua, porque tendía a regresar a la orilla. A la tercera, sobre las 15:00 horas, el animal volvía exhausto y los profesionales determinaron que poco podían hacer por la ballena, practicándole la eutanasia. El rorcual fue remolcado por mar hasta Alfau, donde estará hasta nueva orden por parte de las autoridades.
El salvamento de cetáceos en aguas de la ciudad autónoma ha dejado en los últimos historias trágicas pero también cargadas de esperanza por la recuperación de animales heridos, atrapados en redes y desorientados. De la última relacionada con un cetáceo ya informó este periódico a principios de diciembre, cuando un delfín pequeño fue localizado en el Foso Real, en el Puente del Cristo. Pese a los esfuerzos por mantenerlo con vida por parte de la entidad Recuperación de Animales Marinos (RAM), el cetáceo murió ya que se encontraba muy débil desde que fue avistado por un viandante.
Un final feliz tuvo el caso de otros dos delfines que, en esta ocasión, aparecieron en la playa de La Ribera y del cual también fue testigo este periódico en octubre. En aquella ocasión, dos crías despertaron la curiosidad de cientos de personas que se arremolinaron en torno al espigón. El hallazgo activó el protocolo empleado en estos casos y los miembros de RAM, Septem Nostra y Guardia Civil se organizaron para evitar que los animales o bien se fueran hasta la orilla o hacia las alambrabas, corriendo peligro de quedarse enganchados a las redes de pesca como ocurrió el verano con las tortugas.
El dispositivo desplegado en la playa logró rescatar al ejemplar de entre las piedras y devolverlo al mar, sin embargo, tras varios intentos guiados por efectivos y voluntarios sumergidos, regresaba a la costa. La primera intervención comenzó sobre las 10.30 y finalizó sobre las 13.00, señalaron Juan Carlos Rivas y Álvaro Ríos de los Huertos, del Centro de Estudios y Control de Animales Marinos (CECAM). Sin embargo, sobre las 15.00, apareció en Benítez. “Para que no sufriera, le hemos administrado un anestésico que paralice sus órganos vitales”, explicó Manuel Vera, de Recuperación de Animales Marinos (RAM) y CECAM.
Por la mañana, un vecino de la barriada alertó al Servicio de Emergencias 112 de la presencia de un cachalote –confusión inicial por las dimensiones del cetáceo– y telefoneó al CECAM, que se personó en este punto de la costa. Tras verificar el aviso de este ciudadano, notificaron a la Consejería de Medio Ambiente y de Sanidad el hallazgo, indicó Rivas.
El Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS) llegó prácticamente al mismo tiempo que CECAM, explicaron sus miembros, momento en el cual las autoridades activaron el dispositivo correspondiente y hasta La Cabria se desplazaron efectivos del Parque Móvil, Protección Civil y Obimace, además de los colectivos ya presentes. Los participantes en el salvamento destacaron la colaboración de los vecinos, que ayudaron a mantener húmeda a la cría de ballena y a conducirla de nuevo hasta el mar.
El ejemplar medía unos cinco metros y pesaba unos 2.000 kilos aproximadamente, explicó Rivas, quien destacó que el rorcual encuentra en el Estrecho su lugar de paso además de uno de sus hábitats, añadió. Debido a las características del cetáceo y del espacio rocoso en el que quedó encallado, los vehículos del Parque Móvil de la Ciudad Autónoma intervinieron para superar estos contratiempos. Una excavadora con palas trasladó al ejemplar hasta el mar. Sin embargo, los efectivos tuvieron que realizar varios intentos para que la ballena permaneciera en el agua, porque tendía a regresar a la orilla. A la tercera, sobre las 15:00 horas, el animal volvía exhausto y los profesionales determinaron que poco podían hacer por la ballena, practicándole la eutanasia. El rorcual fue remolcado por mar hasta Alfau, donde estará hasta nueva orden por parte de las autoridades.
El salvamento de cetáceos en aguas de la ciudad autónoma ha dejado en los últimos historias trágicas pero también cargadas de esperanza por la recuperación de animales heridos, atrapados en redes y desorientados. De la última relacionada con un cetáceo ya informó este periódico a principios de diciembre, cuando un delfín pequeño fue localizado en el Foso Real, en el Puente del Cristo. Pese a los esfuerzos por mantenerlo con vida por parte de la entidad Recuperación de Animales Marinos (RAM), el cetáceo murió ya que se encontraba muy débil desde que fue avistado por un viandante.
Un final feliz tuvo el caso de otros dos delfines que, en esta ocasión, aparecieron en la playa de La Ribera y del cual también fue testigo este periódico en octubre. En aquella ocasión, dos crías despertaron la curiosidad de cientos de personas que se arremolinaron en torno al espigón. El hallazgo activó el protocolo empleado en estos casos y los miembros de RAM, Septem Nostra y Guardia Civil se organizaron para evitar que los animales o bien se fueran hasta la orilla o hacia las alambrabas, corriendo peligro de quedarse enganchados a las redes de pesca como ocurrió el verano con las tortugas.
Juan Carlos Rivas
“No hay protocolo para animales marinos vivos”
En representación del Centro de Estudios y Control de Animales Marinos (CECAM), Juan Carlos Rivas lamentó que la ciudad autónoma continúe sin disponer de un protocolo de actuación ante la localización de animales marinos vivos. No obstante, subrayó que existen gestiones con la Consejería de Medio Ambiente, cuyo titular es Gregorio García Castañeda, para que este servicio sea un realidad en próximas fechas, una reivindicación de CECAM y RAM.