Las medidas anunciadas el pasado viernes por el delegado del Gobierno, Francisco Antonio González, empezaron a verse materializadas ayer en el incremento notable de la seguridad y el inicio de un ordenamiento en la zona. El cambio se tiene que ir notando de forma gradual en el Tarajal para recuperar la normalidad, no obstante queda mucho por hacer y queda por notarse una mayor implicación de todos, al unísono y en el mismo sentido, para que el éxito perseguido sea real. La concentración de gran cantidad de porteadores en la zona puede terminar ocasionando problemas de orden público, y esto debe ser controlado pero sin olvidar que esos hombres y mujeres son compradores, que vienen aquí con dinero a adquirir unas mercancías y que no pueden ser objeto de una criminalización. Ese lado de la historia parece que no se está teniendo en cuenta, toda vez que son sometidos a decisiones basadas en criterios cambiantes.
Las colas continuaban ayer provocando retrasos, haciendo inviable la canalización en frontera, con lo que se está vetando un derecho de todos los ceutíes y marroquíes a ejercer un libre tránsito entre ambos puntos que deja en el camino muchas víctimas: el sector comercial, el de servicio público o los propios residentes al verse atrapados en una circulación caótica. Se han puesto los medios, hay intención de que esto mejore, pero las problemáticas siguen existiendo y no pueden mantenerse mucho en el tiempo. Todos a una, esa es la consigna para terminar con esta pesadilla.