El aparcamiento del cementerio de Santa Catalina en pocas ocasiones durante el año registra una ocupación tan elevada como la de ayer, Solemnidad de Todos los Santos. Cientos de ceutíes aprovecharon la festividad para, como cada año, acudir hasta el camposanto y visitar a aquellos seres queridos que ya no se encuentran entre sus familiares y amigos.
Como es costumbre en otros eventos durante la vida, los desplazados al camposanto cristiano portaron flores como ofrenda, que depositaron en la morada eterna de sus ascendientes o personas que abandonaron este mundo antes de lo que les correspondía por edad. Las calles de Santa Catalina, donde descansan los antepasados de la ciudad, recuperaron ayer la vida terrenal y los ramos y coronas devolvieron el color a los nichos.
Aunque desde hace días las familias adecentan los nichos y tumbas por esta cita con los ausentes, la mayor afluencia tuvo lugar ayer y se prolongará hoy, Día de los Difuntos. Pudo verse la tradicional estampa de visitantes que cargan garrafas de agua para limpiar el mármol y otros que le dan lustre con trapos que traen de casa.
La mayor parte de los columbarios ya han sido renovados por la Ciudad Autónoma en los últimos años, sin embargo, perviven algunas construcciones que muestran los efectos del paso de las décadas, con fotografías de personas que recorrieron Ceuta cuando ésta tenía una fisionomía distinta a la actual y conocieron una sociedad que dista de la presente en muchos aspectos, entre otros, la participación en el Día de Todos los Santos. Los ángeles de escayola observaron a los visitantes desde las hornacinas infantiles y los presentes se cedieron las escaleras al terminar su labor. Escenas bajo la solemnidad que requiere esta fecha y que, de manera innata, surge al cruzar la entrada al cementerio.
A diferencia de otras regiones autónomas, que ampliaron su horario para recibir a los ciudadanos, Santa Catalina tuvo el habitual de 8.00 a 19.00 horas. El transporte público mantuvo las conexiones entre el casco urbano y el camposanto, tanto en autobús como en taxi. Sin embargo, el vehículo particular se impuso y los coches estacionados cubrían la explanada, el margen de la carretera que conecta con la subida al Monte Hacho e incluso usaron el llano de tierra que formará parte del futuro Parque de Santa Catalina.
Tal fue la concurrencia de turismos que varios ‘gorrillas’ aprovecharon para sacar partido a la festividad, con una estancia media que varió de los 20 a los 30 minutos en función del número de personas enterradas. Las patrullas de la Policía Local se encargaron de regular el tráfico en los accesos.
Entre las flores que perfumaron y colorearon los pasillos del camposanto predominaron los claveles, los crisantemos, las margaritas y los clavelillos, según coincidieron los vendedores de flores autorizados para instalarse en el acceso a Santa Catalina.
Las escenas de duelo también se sucedieron en prácticamente todos los columbarios. Parientes que, frente a las hornacinas lloraban con el recuerdo del fallecido o rezaban para que Dios lo guarde en su Gloria. Personas anónimas también oraron por las ánimas benditas del Purgatorio frente al mausoleo de los represaliados republicanos y el dedicado a los nacionales.
Los asistentes agradecieron ayer los trabajos realizados por la Ciudad para ofrecer el mejor servicio a los ciudadanos en Santa Catalina.
Se pierden asiduos pero otros toman el relevo
Antonio A. León Martín “Ahora me encargo yo porque quien lo hacía, falta o es mayor”
Aunque esta fecha concentra sobre todo a los mayores de la familia, los jóvenes también les acompañaron a compartir unos momentos con sus seres queridos. Antonio Alonso León Martín limpiaba y arreglaba ayer en San Carlos los nichos de sus abuelos y bisabuelos. “Ahora me encargo yo porque quien lo hacía ahora, falta o es mayor”, explicó el ceutí.
Floristerías en el acceso al camposanto
Juan Martín: “No queremos casetas de obra, necesitamos carpas para el sol y la lluvia”.
Los visitantes suelen depositar flores en nichos y tumbas como gesto con el que expresan su respeto hacia las personas que han fallecido. Por este motivo, las floristerías de la ciudad tienen la oportunidad de pagar unas tasas para establecerse en el acceso a Santa Catalina. Juan Martín es el propietario de Floristería La Gardenia y los viveros bautizados con su nombre. “No queremos casetas de obra”, dice mientras señala a los prefabricados que la Ciudad Autónoma cede a quienes solicitan su espacio ante el cementerio en estas fechas; “necesitamos carpas que protejan las flores y a los clientes del sol o la lluvia”. Asimismo, Martín criticó que la empresa de limpieza “baldea el aparcamiento cuando ya estamos instalados y por delante de la caseta de obra cruza un riachuelo de agua sucia que mancha las flores”. Confía en que la Ciudad “lo tenga en cuenta el próximo año”.
Panteón del alcalde antonio lópez Sánchez-prado
Isabel Silva y Carmen Hernández “Seguimos la tradición que iniciaron nuestras madres”.
Uno de los panteones que más visitan los ceutíes en el cementerio de Santa Catalina es el dedicado al alcalde Antonio López Sánchez-Prado. Las cuñadas Isabel Silva y Mª Carmen Hernández depositaron ayer sendos ramos de flores en el lugar en el que descansan los restos del querido doctor. “Continuamos con la tradición que comenzaron nuestras madres”, explicaron las ceutíes, quienes añadieron que la familia de Sánchez-Prado, al comprobar la devoción que despierta entre los caballas, “decidió que permanezca en la ciudad autónoma”.
Morada eterna
Diseños novedosos en las lápidas
En las lápidas del cementerio cristiano de Santa Catalina, además de los tradicionales diseños con motivos religiosos, se encuentran otros que reflejan los intereses o las preferencias del difunto. Es el caso de una en los panteones locales, en el que está grabado el escudo del FC Barcelona.