Dolores González, con 72 años y diagnosticada de Alzheimer, vive sola en los pisos de Príncipe Felipe, donde acude la Policía “con asiduidad por los incidentes”.
Hace unos días un individuo aporreó la puerta de su casa porque huía de la Policía Nacional y buscaba un lugar en el que ocultarse. Finalmente, los agentes detuvieron al sujeto y lo comunicaron a los residentes del portal 21 de los pisos de Príncipe Felipe.
Quien relata este incidente no es Dolores González Guerrero, propietaria de la vivienda del tercero. Es su hija, Toñi Luque González; su nuera, Paqui López Alé; y su asistenta porque Lola sufre de Alzheimer –enfermedad neurodegenerativa– y ha dejado de recordar qué ocurre a su alrededor, una patología que le diagnosticaron los profesionales del Ingesa.
Aunque esta familia siempre vivió en Príncipe Alfonso, hace 19 años se trasladó junto a su marido a la barriada vecina. “Nunca tuvimos problemas, pero ahora la situación se complica y la Policía viene a menudo”, explica su hija, quien habla de disparos y altercados, entre otros “incidentes” de diversa consideración. “Mi madre necesita una casa lejos del peligro”, asegura Luque.
Este intento por encontrar un nuevo hogar para esta mujer de 72 años y que también sufre Parkinson –que le impide levantar los pies y por eso los arrastra para desplazarse– cumple dos años. Su periplo por las administraciones le llevó, en primer lugar, hasta la Ciudad Autónoma. Allí encontró un consuelo momentáneo que, con las modificaciones en el organigrama, cayó en saco roto.
Emvicesa también recibió sus peticiones. En un primer encuentro, presentó una instancia para la promoción de Villajovita, sin embargo, el coste del alquiler y la lista de espera llevó a la familia a descartar esta opción. “No atravesamos por una situación económica desahogada”, lamentaron su hija y nuera. La pensión de González es insuficiente para hacer frente a este gasto porque paga a la trabajadora doméstica y un costoso tratamiento que tiene que adelantar desde la reforma del gasto sanitario, “sin olvidar la mensualidad por el Centro de Día o ‘colegio’ al que asiste además de la comida”, añadió su tutora legal.
“En Emvicesa nos informaron de las casas de Loma Colmenar, pero también se encuentra apartada de nosotros”, expuso su hija, quien agradeció la colaboración de la Ciudad para solventar su problema. La familia Luque González valora pedir una audiencia al delegado del Gobierno para plantearle su caso.
“Buscamos a alguien que quiera hacer una permuta”
“No pedimos una vivienda nueva, solo una casa adaptada y cómoda para ella”, propone su hija y tutora legal. La nuera de González señala que en la Estación de Ferrocarril existen bajos que reúnen estas características y ambas anuncian que desean localizar a alguien “que quiera hacer una permuta”, de modo que cederían su casa de Príncipe Felipe a cambio de otra en un lugar más próximo al centro de la ciudad. En la entrada al portal 21, Luque ilustró sus quejas al llamar la atención sobre el portero automático desmontado o el deterioro de las escaleras –donde se puede ver el forjado por el desgaste–. “Mi madre se ha caído en varias ocasiones, menos mal que tiene una empleada doméstica que está con ella todo el día”, subrayó. Frente al televisor, Dolores González o Lola, como le llaman todos, vive ajena a su problema pero su familia pide la atención de las administraciones para resolver esta situación.