Los feriantes viven con espanto el tiroteo delante de su puesto. Su reacción fue esconderse al escuchar las detonaciones y por eso no fueron testigos visuales.
Era poco más de la 1.00 de la madrugada de ayer cuando los primeros feriantes en instalarse en La Marina decidían cerrar su establecimiento de venta de juguetes, turrones y otras golosinas. Las dos mujeres se encontraban sentadas en el interior del puesto, charlando pero atentas a la clientela. De repente, el estruendo de cuatro detonaciones las asustó tanto que su primera reacción fue lanzarse al suelo en busca de refugio bajo el mostrador.
La familia decidió adelantarse al resto de compañeros que visitan la ciudad autónoma por las Fiestas Patronales porque consideran que la Feria tiene una duración “muy corta” y ya que pagan un “billete de barco tan caro” prefieren aprovechar la estancia. Entendieron que la Festividad de la Virgen del Carmen, por la afluencia de ciudadanos, era la mejor oportunidad para compensar las limitaciones de la celebración en los cinco primeros días de agosto.
Los dos negocios, instalados a la altura de Marina Española 26, pertenecen a la misma familia. El responsable del puesto colindante, donde pueden encontrarse el tradicional coco fresco o las típicas manzanas caramelizadas, escribía mensajes en su teléfono móvil sin levantar la vista de la pantalla. En ese instante, el ruido de varios disparos le llevó a resguardarse porque desconocía qué estaba ocurriendo.
Los vendedores ambulantes salieron lentamente del lugar en el que encontraron cobijo y comprobaron que los tres se encontraban en buen estado, relataron en la mañana de ayer. “No sabíamos qué había pasado hasta que vimos a un hombre tirado en el suelo”, recordó uno de ellos. “Sangraba mucho y todo estaba sumido en una gran confusión”, completó su familiar. Poco a poco, reconstruyeron los gerentes del puesto, la situación se aclaró y comprendieron que el estruendo correspondía a los tiros descerrajados sobre el hombre que yacía ante ellos. En ningún momento negaron haber experimentado miedo.
A pesar de su proximidad con la víctima y los autores del atentado mortal, los tres feriantes aseguraron que en ningún momento vieron lo ocurrido ni a los pistoleros que asesinaron a ‘Tafa Sodia’ en La Marina.
En seguida, un hombre que se encontraba en los alrededores se dirigió a las mujeres, parapetadas tras varios pisos de turrón, para pedirles unos trapos con los que presionar la hemorragia del herido de bala.
“El fallecido no compraba en el puesto, paseaba delante de él”, señaló uno de los dependientes. “Posiblemente, la botella de agua junto a su mano ya la portaba cuando caminaba o bien la dejó alguien que acudió a socorrerle”, mencionó otro de los empresarios.
“Llevamos 30 años viniendo a Ceuta pero nunca vimos nada igual”, sentenció la empresaria. “Sí habíamos sufrido algún hurto menor, chiquillos que se llevaba un paquete de caramelos y le llamábamos la atención; pero esto es algo muy distinto”, añadió.
Los regentes prefirieron no entrar en valoraciones a cerca de si dejarán de venir a la Feria y si continuarán haciéndolo.
División de opiniones entre los ciudadanos
Sin necesidad de encuestas para sondear la opinión de los ceutíes, a través de distintos canales queda patente la brecha entre quienes sienten indignación por el asesinato de ‘Tafa Sodia’ y aquellos que manifiestan frialdad en sus palabras al hablar de lo ocurrido en la madrugada de ayer.
Este crimen fue ayer una constante en las conversaciones no solo en el Príncipe, sino en toda la ciudad; las reacciones se multiplicaron en las redes sociales y los medios de comunicación sin distinción de soporte informaron sobre un suceso que no pasó desapercibido.
Preguntados al respecto, los transeúntes temen qué pueda ocurrir a partir de ahora y el miedo a que los tiroteos se puedan reproducir en otros puntos de la ciudad como venganza por el asalto a ‘Tafa Sodia’
Sus más allegados, no necesariamente familiares o amigos, confesaron que recibieron la información con perplejidad puesto que en ningún caso hubiesen imaginado que ocurriría algo así. Era muy conocido en distintas partes de la ciudad, como el Príncipe, Hadú o el Morro y su prematura muerte deja tras de sí consternación y dolor, comentaron otros ciudadanos.
La rabia fue otro de los sentimientos que despertó la pérdida de este hombre de 39 años. Sin embargo, añadieron las mismas personas, en ningún momento desembocó en la alteración del orden en la noche de autos.
Quienes menos simpatía sentían hacia el difunto ahondaron en su historial, recuperaron enfrentamientos anteriores y aludieron a sus causas ante los tribunales, detalles de la vida de ‘Tafa’ que sus seres queridos prefirieron ignorar puesto que su desaparición es reciente y ahora solo quieren demostrar su respeto.
Su familia, destrozada porque le arrebataron a un esposo, padre, hermano e hijo además de amigo, recibió la solidaridad de multitud de vecinos de Ceuta sin distinción por barriadas, un pésame que los parientes del difunto agradecieron, según pudo conocer este periódico.