Desde hace una semana, porque así se había pactado, se conocía a la perfección el horario establecido para cada intervención en el Debate sobre el Estado de la Ciudad. Y la presidenta accidental de la Asamblea, Adela Nieto, a quien le tocó ayer dirigir los debates lo cierto es que no tuvo trabajo en cuanto a llamar la atención a los diputados, porque el comportamiento generalizado de todos ellos fue a la altura de lo que se espera de un debate de estas características. Cumplió con el papel asignado y controló a la perfección los tiempos que tenía cada uno de los intervinientes. Sobre este particular no le importó recordar que se le estaba cumpliendo el horario a los cuatro espadas que salieron ayer al atril: Juan Vivas y Guillermo Martínez por el Partido Popular, Mohamed Alí por Caballas y José Antonio Carracao por el Partido Socialista.
Tal y como marca el reglamento, en primer lugar una advertencia sobre el tiempo que aún le quedaba y cuando el mismo se había cumplido, ya les rogaba que fueran acabando. Y en todos los casos, desde luego, se cumplieron las peticiones que se hacía desde la Presidencia accidental de la Asamblea.