Colas, nervios y tensión se dieron la mano en la tarde de ayer para acompañar un nuevo bloqueo fronterizo. Quizá este fuera el más grave de los últimos que se han producido en este mismo escenario ya que las colas terminaron por hacer impracticable la circulación ya no sólo directamente hacia la frontera, sino también por las vías paralelas. Era imposible escapar de un laberinto que se transformó en una auténtica ratonera.
¿Y esta vez por qué? Sobre el terreno se hablaba de todo. Unos denunciaban una posible huelga de celo encubierta de la Policía Nacional, que fue, sin embargo, negada tajantemente por la Delegación del Gobierno. Otros señalaban a la cantidad de marroquíes que eligieron el día de ayer para pasar la fiesta en la ciudad. Desde la plaza de los Reyes se reconocía lo ocurrido y se apuntaba a otra razón, en este caso la oficial: se están adoptando nuevas medidas de seguridad para mejorar la seguridad ciudadana. Ya el propio delegado del Gobierno, Francisco Antonio González Pérez, señalaba a ‘La Voz del Faro’ la necesidad de reorganizar los servicios y aplicar otro sistema de trabajo ante las estadísticas de criminalidad conocidas, que no dejan a Ceuta en buen lugar. Pues bien, según indica la Delegación, ayer se pusieron en marcha algunas de estas medidas, que se aplicarán de forma aleatoria, y que consistirán en la adopción de controles. ¿Que generan colapsos? Son los efectos indirectos ante la garantía de dicha seguridad.
Esto, traducido a lo que ayer se vivió, supuso que los policías nacionales destinados en el paso comenzaron a adoptar medidas que, de forma rutinaria, no llevan a cabo. Por ejemplo: pedir los pasportes a todos los que salían de Ceuta a Marruecos. O, también, controlar exhaustivamente la salida de las personas que iban andando. Se volvió a vetar la marcha de porteadores cargados de mercancías, lo que no hizo sino empeorar aún más la situación. Mientras, la Guardia Civil, que parecía no saber de qué iba la historia (a pesar de la supuesta coordinación que se difunde de manera oficial) intentaba controlar el caos de tráfico que se produjo durante varias horas. Ya, pasadas las seis y media de la tarde, se podía circular con cierta normalidad.
Si la Benemérita desconocía esas medidas de seguridad que dice Delegación se aplicaron ayer, mucho menos lo sabía Marruecos.
Con largas colas que llegaban hasta el centro, convirtiéndose en una odisea pasar a Marruecos, lo que hacían las autoridades del vecino país era abrir todos los carriles para dar facilidad a la salida de los vehículos.
La falta de coordinación cobró vida ayer en este escenario, quedaba patente a la vista de cualquiera que estuviera en la zona. ¿Y qué sucede cuando se produce el colapso? Que llegan los nervios de los que se sienten atrapados y empiezan a producirse las tensiones. Así se pudieron ver enfrentamientos, que no llegaron a más, entre ciudadanos que decían sentirse mal tratados -verbalmente- por los policías españoles -unos- y por los marroquíes -otros-.
La asociación ADESC, que lucha desde hace años para, precisamente, lograr que haya mejor comunicación por parte de ambos lados, denunciaba ayer estos hechos e instaba a crear una gran plataforma ciudadana que signifique el “basta ya”, para que “el paso deje de ser un modo de tortura. Todos tenemos un poco de culpa, sobre todo porque hemos aprendido a vivir con los excesos de quienes deberían procurarnos facilidad, haciéndonos más mansos, si cabe. Todo esto es un disparate sin pies ni cabeza, pero sigue, y no sabemos hasta cuándo”, señalaba, reclamando la constitución de un marco para plantear soluciones a este desorden.
Las colas de ayer ya han pasado, pero ahora se teme lo peor. Ya lo han denunciado en reiteradas ocasiones algunos agentes: la pelota está en un tejado en algunas ocasiones, y en el de al lado, en otras. Así que, ahora, se teme que mañana, día de mayor afluencia en el tráfico de personas, se produzcan mayores colapsos y retenciones que vuelvan a convertir el paso del Tarajal en un auténtico infierno.
¿Y esta vez por qué? Sobre el terreno se hablaba de todo. Unos denunciaban una posible huelga de celo encubierta de la Policía Nacional, que fue, sin embargo, negada tajantemente por la Delegación del Gobierno. Otros señalaban a la cantidad de marroquíes que eligieron el día de ayer para pasar la fiesta en la ciudad. Desde la plaza de los Reyes se reconocía lo ocurrido y se apuntaba a otra razón, en este caso la oficial: se están adoptando nuevas medidas de seguridad para mejorar la seguridad ciudadana. Ya el propio delegado del Gobierno, Francisco Antonio González Pérez, señalaba a ‘La Voz del Faro’ la necesidad de reorganizar los servicios y aplicar otro sistema de trabajo ante las estadísticas de criminalidad conocidas, que no dejan a Ceuta en buen lugar. Pues bien, según indica la Delegación, ayer se pusieron en marcha algunas de estas medidas, que se aplicarán de forma aleatoria, y que consistirán en la adopción de controles. ¿Que generan colapsos? Son los efectos indirectos ante la garantía de dicha seguridad.
Esto, traducido a lo que ayer se vivió, supuso que los policías nacionales destinados en el paso comenzaron a adoptar medidas que, de forma rutinaria, no llevan a cabo. Por ejemplo: pedir los pasportes a todos los que salían de Ceuta a Marruecos. O, también, controlar exhaustivamente la salida de las personas que iban andando. Se volvió a vetar la marcha de porteadores cargados de mercancías, lo que no hizo sino empeorar aún más la situación. Mientras, la Guardia Civil, que parecía no saber de qué iba la historia (a pesar de la supuesta coordinación que se difunde de manera oficial) intentaba controlar el caos de tráfico que se produjo durante varias horas. Ya, pasadas las seis y media de la tarde, se podía circular con cierta normalidad.
Si la Benemérita desconocía esas medidas de seguridad que dice Delegación se aplicaron ayer, mucho menos lo sabía Marruecos.
Con largas colas que llegaban hasta el centro, convirtiéndose en una odisea pasar a Marruecos, lo que hacían las autoridades del vecino país era abrir todos los carriles para dar facilidad a la salida de los vehículos.
La falta de coordinación cobró vida ayer en este escenario, quedaba patente a la vista de cualquiera que estuviera en la zona. ¿Y qué sucede cuando se produce el colapso? Que llegan los nervios de los que se sienten atrapados y empiezan a producirse las tensiones. Así se pudieron ver enfrentamientos, que no llegaron a más, entre ciudadanos que decían sentirse mal tratados -verbalmente- por los policías españoles -unos- y por los marroquíes -otros-.
La asociación ADESC, que lucha desde hace años para, precisamente, lograr que haya mejor comunicación por parte de ambos lados, denunciaba ayer estos hechos e instaba a crear una gran plataforma ciudadana que signifique el “basta ya”, para que “el paso deje de ser un modo de tortura. Todos tenemos un poco de culpa, sobre todo porque hemos aprendido a vivir con los excesos de quienes deberían procurarnos facilidad, haciéndonos más mansos, si cabe. Todo esto es un disparate sin pies ni cabeza, pero sigue, y no sabemos hasta cuándo”, señalaba, reclamando la constitución de un marco para plantear soluciones a este desorden.
Las colas de ayer ya han pasado, pero ahora se teme lo peor. Ya lo han denunciado en reiteradas ocasiones algunos agentes: la pelota está en un tejado en algunas ocasiones, y en el de al lado, en otras. Así que, ahora, se teme que mañana, día de mayor afluencia en el tráfico de personas, se produzcan mayores colapsos y retenciones que vuelvan a convertir el paso del Tarajal en un auténtico infierno.