“Pedimos que no haya sacrificio en la perrera municipal y las cosas continúen haciéndose como antes, es decir, que perros y gatos pasen a la Protectora y nosotros hacer la cuarentena y, cuando pase la alerta por el tema de la rabia, que esos perros pasen a convivir con el resto para en último término darlos en adopción”.
Jorge Ramos, presidente de la Protectora de Animales, acompañado del viceprensidente José Viso y el líder del PACMA, Adrián Álvarez, visitó ayer el Palacio de la Asamblea para trasladar al presidente de la Ciudad, Juan Jesús Vivas Lara, las 3.500 firmas en contra del sacrificio animal que se han recogido durante las últimas semanas con el objetivo de modificar el actual protocolo que impuso Sanidad con motivo de la alarma de rabia.
Otra de las reivindicaciones es que “un perro no tenga que llevar bozal por la calle y baste con llevar la cartilla correspondiente que acredite que no tiene rabia”. En tercer lugar la Protectora hace otra reivindicación: que no se sacrifiquen gatos en la vía pública. “Entendemos que no se está haciendo actualmente, pero es una petición que hacemos por si acaso”, aseguró Ramos.
Las firmas se han recogido durante el mercadillo que montan para conseguir fondos en el Revellín, a través de la página web y en otros puntos habilitados para ello. “Seguiremos cogiendo ya que hay gente que se ha enterado recientemente, y tenemos previsto recaudar algunos cientos más en los próximos días”, indicaron los responsables de la Protectora que también entregaron a Vivas una copia del proyecto antisacrificio que han diseñado y entregado ya en Sanidad Animal. “Pedimos que no se sacrifiquen animales, pero consideramos que si no presentamos algo, una alternativa, la petición se queda en algo abstracto”, indicó Ramos, “así demostramos que tenemos una alternativa seria”. Esta consistiría en que la Protectora recoja a los animales, los aísle durante el tiempo que dure la alerta sanitaria por la rabia y, una vez pasada, se vacunaría a los animales, se les instalaría el microchip correspondiente y se les socializaría con otros animales. “Todo controlado por dos veterinarios y gente que tiene experiencia con animales y están vacunadas de rabia”, dijo Ramos asegurando que la intención no es otra que mejorar el servicio para evitar que el animal sea sacrificado y se logre darlo en adopción “aprovechando que tenemos muy buenas relaciones y se les puede conseguir un hogar en cinco o seis meses”.