Desde el momento en que los manifestantes llegaron a su lugar habitual de protesta hasta que bajaron de la grúa los tres últimos de los siete que habían subido se vivieron muchas sensaciones. La medida de protesta parecía no acabar nunca, y en ocasiones cuando los protestantes comenzaban a bajar, de repente cambiaban de sentido y subían de nuevo.
Todo apuntaba a que esta medida de presión se prolongaría hasta el día siguiente, ya que había quien decía que se quedaría toda la noche en las alturas.
Finalmente duró ocho horas ya que aunque los manifestantes se quedaron esperando a representantes institucionales, acudieron otros políticos y sindicalistas, como Mohamed Alí y Juan Luis Aróstegui.
Al parecer, la presencia del líder de Caballas era una de las condiciones que pusieron algunos de los parados que subieron a la grúa. De esta manera, Alí acudió al lugar de los hechos a hablar con los manifestantes, a quienes dijo que su reivindicación es legítima pero que “por encima de todo está la integridad física”, por lo que les animó a protestar de otra manera, como visitando a las autoridades.
El máximo representante de la coalición también les trasladó, al igual que lo hicieron otros miembros de la protesta, que la Policía había asegurado que no les ocurriría nada cuando bajaran.
Alí valoró que la protesta tenía como único objetivo pedir un puesto de trabajo “y había gente con todos los carnés de conducir y también de gruísta”.
En declaraciones a este medio, el político dijo que “parece mentira” que en una obra de 30 millones de euros no se haya reservado un porcentaje de la plantilla para ceutíes.
Tras unas ocho horas de protesta intensiva por dar los puestos de trabajo a personas de la península y no crear empleo local, los miembros del colectivo que lleva a cabo la campaña de movilización finalizaron su jornada, aunque aún no se hablado de que la protesta haya finalizado.