Los dos testigos que testificaron ayer no recuerdan apenas nada, siendo una la hija de un acusado Hoy se espera que declare el testigo más importante a juicio de todas las partes en el proceso seguido en la Audiencia Nacional como parte de la operación Duna. Se trata del imán de la mezquita donde se supone se fraguó la célula yihadista a la que acusan de pertenecer a los nueve acusados ceutíes sentados en el banquillo desde la semana pasada. Si no lo hace, como se había previsto ayer a través de una videoconferencia desde Marruecos y que al parecer por problemas técnicos y de horario no pudo practicarse, puede que el juicio se suspenda sin más dilaciones. Si se presenta, se llevarán a cabo las conclusiones y los informes del fiscal y de las partes y se prevé que las sesiones se extiendan hasta este viernes. Mientras, en la sesión de ayer, testificaron dos personas.
La primera de ellas, una mujer residente en Granada, que lo hizo por videoconferencia y explicó que las reuniones a las que asistieron varios de los acusados y en las que se hablaba de atentados, no eran más que meriendas familiares. Tras su intervención, uno de los acusados, Laarbi, la reconoció como su hija, quedando demostrado finalmente y pudiendo acogerse al derecho de no declarar contra su padre. El otro de los testigos que declaró, al que supuestamente robó Mustafa Abderrahaman, dijo no recordar nada, ni siquiera que le amenazara con una pistola antes de supuestamente atracarle.
Posteriormente en el juicio se visionaron más videos que se encontraron en las casas de los acusados y que quedaban por ver. Vídeos de mártires, ataques y bombas que pueden verse en las televisiones o a través de la red. Hubo espacio también para analizar lo más destacado del informe pericial del director del Royal united Service Michael Clark sobre el lenguaje yihadista. La defensa, espera la declaración hoy del principal testigo ya que todos indican que es “clave” para que pueda continuar el juicio.