El joven Enrique L.A., acusado de participar en el crimen de Mohamed Alí, ha reconocido los hechos ante el Tribunal de Jurado conformado hoy en Ceuta. Él es el único de los 3 detenidos que queda por ser juzgado, ya que hubo condena previa para dos menores de edad por asesinato.
El acusado ha reconocido los hechos. Es decir que, en compañía de esos dos menores contra los que se dictó sentencia condenatoria firme, recogieron a Mohamed Ali en el coche que conducía Enrique L.A. para llevarlo a la zona del Monte de la Tortuga. En el maletero sabía que había un bate con el que se le golpeó.
Se habían puesto de acuerdo los tres para darle un escarmiento, fueron a ese lugar en donde se le pegó por vez primera, dejándolo aturdido. Todo motivado por una grabación que supuestamente tenía en su teléfono móvil y que los acusados querían que borrara.
Después acudieron a Benzú y a García Aldave, siempre en el mismo coche del autor confeso. El joven quiso escapar, pero Enrique L.A. bloqueó su camino con el coche que conducía provocando que Mohamed Alí cayera por un terraplén. Allí se le volvió a golpear hasta su muerte.
Y ahora qué pasa
Tras la confesión de los hechos, tras ese reconocimiento del acusado mayor de edad que era el único que quedaba por juzgar, la Audiencia continuará mañana con el juicio para escuchar algunas testificales que se consideran importantes.
Por ejemplo, la del policía nacional que llevó el seguimiento de toda la operación, el peso de la investigación. Él será el que exponga a los miembros del Jurado cómo la Policía pudo llegar hasta los implicados.
Todos los demás testigos no tendrán que declarar después de que el acusado haya confesado la cadena de hechos que llevó a cabo aquel fatídico día del crimen.
Lo ha confesado delante de familiares de la propia víctima, por ejemplo, su madre que se encontraba en la sala.
Ya hay dos menores condenados por este crimen, y ahora se cuenta con la confesión del adulto que quedaba por juzgar. Un Tribunal de Jurado será el que tenga que dictar el veredicto de culpabilidad, pero además motivarlo.
Esa es la clave de esto, que no vale solo con la confesión del acusado, sino que hay que motivar la conclusión para dar pie al veredicto final. La sentencia, en años de cárcel, la pone el magistrado presidente, en este caso, Fernando Tesón.
El crimen de Mohamed Alí
El crimen fue cometido el 13 de enero de 2022 y pudo ser esclarecido gracias a una investigación de la Policía Nacional en donde fue clave la confesión de una de las menores y el ahora juzgado, quienes sí cooperaron en el esclarecimiento de los hechos, aunque bastante tiempo después.
Se puede considerar la existencia de una colaboración a la hora de dictar finalmente la pena. Además, con la confesión de hoy, existe un arrepentimiento y colaboración para que se esclarezcan los hechos.
Enrique L.A., junto a la menor, ofreció una confesión espontánea al ser detenido por la Policía tras una investigación de la Udyco que resultó bastante complicada debido a la cuantiosa información falsa facilitada, así como las trabas encontradas, lo que no hacía sino entorpecer el avance de las indagaciones policiales practicadas.
Hoy esa confesión espontánea se completa con el reconocimiento de todos los hechos por los que ha sido interrogado por el Ministerio Fiscal. Lo ha reconocido todo, pero no ha querido responder a las preguntas que le iba a formular el letrado de la Acusación Particular, Marcos García Montes.
A través de su abogado defensor ha trasladado el pésame a la familia. Una familia que quería “justicia, pero no venganza”, tal y como ha expuesto su propio abogado desplazado desde Madrid para llevar este caso.
¿Cuáles eran las tesis de la Fiscalía?
El representante del Ministerio Fiscal ha mantenido en su exposición ante los miembros del Jurado la implicación del acusado en este crimen, entendiendo la existencia de pruebas “más que suficientes” para entender que había estado implicado en este asesinato.
Enrique L.A. era amigo de los otros dos condenados, que a su vez quedaban con la víctima. Esa relación se había enturbiado por la existencia de unas imágenes y vídeos del menor condenado disfrazado de mujer, maquillándose y bebiendo alcohol.
También tenía imágenes y vídeos de la otra menor condenada fumando porros y consumiendo drogas.
Para forzar a que esas imágenes se borraran se urdió el plan para dar un escarmiento al joven, que terminó siendo asesinado.
El autor confeso llevaba en su coche un palo y uno de los menores había traído un bate de béisbol que había dejado en el maletero.
En su exposición, el fiscal ha hecho ver ante el Jurado que el propio acusado ya había reconocido en parte los hechos, siendo incluso la persona que llevó a los agentes policiales al lugar donde dejaron el cuerpo para que este fuera finalmente hallado, un año después de los hechos.
Existe además una sentencia dictada por el Juzgado de Menores que es condenatoria y en la que se evidencia la existencia de un plan en el que participó el ahora autor confeso, quien llevó en su coche el bate empleado como arma homicida además de cooperar en callar los hechos durante un año y participar en la ocultación o intento de destrucción de pruebas.
Fiscalía entiende que se produjo un asesinato con alevosía ya que el acusado, junto a los 2 condenados menores de edad, prepararon con antelación el plan y para asegurarse de que se produjera el delito, metieron en el coche un bate de beisbol, lo llevaron a un lugar apartado y aislado en el que no podía ser auxiliado por terceras personas y se aprovecharon de que eran 3 contra 1.
Todo este conjunto de circunstancias impidió que Mohamed Ali pudiera defenderse, ya que la situación le pilló por sorpresa puesto que fue engañado, y también aseguró la comisión del delito ya que emplearon un bate y un palo frente a una víctima que se encontraba totalmente indefensa por carecer de armas ni de otros apoyos.
También es muy destacable el hecho de que el acusado y los 2 condenados menores de edad apagaran sus teléfonos móviles para que no les se pudiera situar junto a la víctima en el lugar del crimen.
La alevosía se considera existente ya que a la víctima se le atacó por la espalda. Concretamente sería un caso de alevosía por desvalimiento al haberlo dejado previamente débil y aturdido.
A Mohamed Alí lo mataron sabiendo perfectamente lo que hacían y con un plan preconcebido. Además, para cubrir lo hechos limpiaron concienzudamente el bate y el vehículo, para que no hubiera restos biológicos de la víctima como sangre, piel o pelo, y también se deshicieron del móvil y los auriculares.
No estando seguros de que el lugar donde quedó el cadáver estuviera lo suficiente oculto, al día siguiente regresaron y lo movieron de sitio tirando junto a una vaguada y un riachuelo, en un lugar tan inhóspito, aislado e inaccesible que nadie dio con el cuerpo hasta que un año más tarde el propio acusado y Soraya dieron indicaciones precisas del lugar donde lo dejaron.
La Acusación Particular de una familia que quiere "justicia, no venganza"
El abogado Marcos García Montes, que ha ejercido la Acusación Particular en defensa de los intereses de la familia de Mohamed Alí, ha hecho hincapié en que se quiere “justicia” y “no venganza”.
Reconociendo sentirse “orgulloso” de llevar esta causa que le permite “pelear para que se haga justicia”, García Montes ha hecho hincapié en que durante un año y un mes los implicados en el crimen estuvieron huidos, sin confesar nada, mientras Asma, madre de la víctima, seguía buscándolo.
El abogado ha hablado de tres duelos, el primero tras la muerte del joven; el segundo durante el juicio a los menores implicados y ya condenados; el tercero el de esta vista judicial.
Para García Montes, los tres constituyeron un comando cooperando en la práctica del crimen en el que se actuó a traición contra Mohamed Alí, callándolo durante un más de un año.
El abogado ha recordado el derecho de las víctimas, y ha insistido en que la familia del joven quiere que se haga justicia.
La Defensa de un acusado manipulable
El abogado del ya autor confeso ante el Jurado de este crimen ha mostrado sus respetos a la madre y familia de Mohamed Alí, trasladándoles el pésame por lo que han sufrido.
En su informe previo sí ha querido indicar que su patrocinado padece una discapacidad reconocida por el Imserso del 45%. Con 30 años de edad que tenía, salía con chavales de 16 o 17.
Era una persona manipulable, que se juntó con personas equivocadas. Entre ellas estaba la menor condenada con la que había llegado a tener una relación.
Ha presentado el perfil de su cliente no como el de un asesino, sino más bien el de un necio que terminó haciendo las cosas que le instaban a hacer los demás implicados.
Tras su exposición, el propio Enrique L.A. ha optado por confesar los hechos, en una especie de colaboración y arrepentimiento por lo ocurrido.
Acaso no es el mismo delito? Porque se los juzgan de distinta manera y con distintas condenas...?