Los ingresos por problemas respiratorios aumentan en urgencias y hospitalización en Ceuta, muchos de ellos con cuadros de fiebre, como ya vaticinaba la propia Consejería de Sanidad e Ingesa en previsión del pico epidémico de gripe.
Un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad de Stanford pone en duda el estándar de temperatura corporal que se ha mantenido durante décadas, tal y como publica COPE.
Durante más de 150 años, se ha considerado que la temperatura corporal normal en humanos ronda los 36,6 grados centígrados, pero esta cifra podría estar desactualizada según los científicos.
Cuando sentimos la frente caliente, solemos recurrir al termómetro para determinar si tenemos fiebre, y tradicionalmente se ha aceptado que una temperatura normal se encuentra entre los 36 y 37 grados.
Esta referencia, que se remonta a 1868, fue establecida por el médico alemán Carl Wunderlich, quien realizó un extenso estudio midiendo la temperatura de 25.000 personas con un millón de registros.
El origen del estándar de 36,6 grados
Wunderlich concluyó que la temperatura "normal" del cuerpo humano era de 37 grados o ligeramente superior, una cifra que ha sido ampliamente aceptada y respaldada por estudios científicos posteriores.
Por ejemplo, el Journal of Medical Association redujo ligeramente este umbral a 36,5 grados en una revisión titulada Normal Body Temperature: A Systematic Review, que recopiló datos desde 1935 hasta 2017.
Asimismo, la Academia Americana de Médicos de Familia estableció que cualquier temperatura por encima de los 37 grados es indicativa de fiebre.
Sin embargo, las nuevas investigaciones están cambiando este paradigma.
Un nuevo estándar: la temperatura corporal normal está descendiendo
El equipo liderado por Julie Parsonnet, de la Universidad de Stanford, analizó cientos de miles de registros de temperatura corporal obtenidos en los últimos 150 años.
Los resultados muestran que la temperatura media del cuerpo humano ha disminuido gradualmente y que el estándar de 36,6 grados "ya no es correcto". Según este estudio, la nueva temperatura corporal normal se sitúa cerca de los 36 grados.
Aunque la razón exacta de este descenso sigue siendo incierta, los investigadores plantean que en el siglo XIX las personas eran más propensas a infecciones y enfermedades, lo que podría haber elevado sus temperaturas corporales.
A medida que la salud y las condiciones de vida han mejorado, la temperatura corporal media ha disminuido, marcando una nueva referencia que podría seguir cambiando con el tiempo.
Este descubrimiento no solo redefine lo que consideramos normal, sino que también podría tener implicaciones importantes para la medicina y el diagnóstico clínico.