La talla procesionó en una tarde espléndida bajo la dirección de Los Remedios y la colaboración de San Antonio y la Encrucijada
En una procesión breve en el tiempo pero intensa en las emociones y hermosa en su desarrollo, la Hermandad de Los Remedios lució por las calles del centro al Niño Jesús, alzado en un paso que era admirado por un buen número de fieles ceutíes que quedaban deslumbrados más aún por la imagen de la talla que por el propio y esplendoroso sol que en la jornada de ayer cayó a plomo sobre la ciudad.
“El año pasado fue la primera vez que sacamos al Niño Jesús el día cuatro de enero”, rememora Antonio Aragón, hermano mayor de la Hermandad de Los Remedios, “pero ya entonces creímos que podríamos sacarlo cada año, cada vez un poquito mejor, porque queríamos y queremos que esta salida se mantenga no sólo como tradición de la Hermandad sino de Ceuta en general”.
En este sentido, Aragón informa que “de hecho este mismo año ya hemos tenido la presencia en el cortejo de la representación de dos grupos jóvenes de otras dos hermandades, en concreto de San Antonio y de la Encrucijada, de ahí que sigamos con la pretensión de que cada año la procesión arrastre a más devotos y participe aún más gente”.
De momento, y a tenor de lo comprabado ayer, el deseo de expansión que abriga el hermano mayor marcha por el camino correcto pues ayer en las calles se veía a un considerable grupo de ciudadanos, algunos de ellos familiares y amigos de los participantes en la procesión.
Entre estos últimos, cabe destacar que se encontraban un total de 16 costaleros de entre unos 14 y 17 años y “más de cuatro docenas de chavales que están haciendo la catequesis en la parroquia”, añade Aragón, “entre las que se encuentran chicos que son fieles de la propia Hermandad y que ya de hecho el mismo Viernes Santo salen como cuerpo de monaguillo de Los Remedios”.
Entre ellos se encuentran José Antonio, de diez años y Natalia de nueve años. Ambos pequeños van acompañados de sus familiares más cercanos, en el caso del primero de su padre José Antonio y en el segundo caso de Iván y Mónica, padres de la niña.
“Es un día importante”, indica José Antonio padre mientras observa a su hijo caminar a la vera del paso del Niño Jesús y su esposa camina unos metros más adelante, “porque que en Navidad salga a la calle el Niño Jesús para los cofrades y los que sentimos la Semana Santa supone una emoción importante y más cuando vemos a un hijo disfrutar y ser partícipe junto a todos los niños de edades similares de una causa muy emotiva que hacen que todos los fieles sigamos en nuestro camino como cristianos”.
A buen seguro, similares sensaciones y confirmaciones en la fe experimenta Ivan quien cuenta en la calle Pepe Remigio que “mi niña sale en la procesión porque es cofrade de la hermandad, de hecho ella sale de penitente cada año en la Semana Santa y este año además añade esta cita acompañando al Niño haciendo está pequeña penitencia, todo ello además en un día muy bueno, algo que es muy importante porque recuerdo que el año pasado la chica no pudo salir a procesionar por el mal tiempo y la pobre se llevó un enorme disgusto”.
Tanto Ivan como su esposa Mónica coinciden en añadir que “otra cosa muy bonita es que aquí la niña se encuentra con muchos conocidos, por ejemplo en la procesión sale mi vecina con su hermano, compañeros del colegio o chicos que hacen con ella la catequesis”.
El tiempo transcurre y el itinerario marcado se va cumpliendo desque saliera la procesión de la parroquia de los Remedios: salida de la misma, subida por Martín Cebollino, superar Pepe Remigio, “que es una calle bastante señalada para la cofradía porque Pepe fue uno de los fundadores de la misma”, indica el hermano mayor, bajada por Beatriz de Silva hasta la Plaza de los Reyes y regreso por calle Real, todo ello en una cita que nació el año pasado y que pretende convertirse en tradición tal y como señala Aragón: “El año que viene volveremos a invitar a todo aquel que quiera participar en este acontecimiento bastante relevante que creo que está empezando a hacer un poquito de historia y sobre todo seguir luchando por nuestras tradiciones y por un legado cultural inmenso”, finaliza el hermano mayor justo cuando la procesión encara los metros finales más emotivos, los del retorno a la parroquia donde aguarda el calor y el fervor de los fieles, antesala de la misa que comenzaría en breve.