Una historia de amor entre Ceuta y Marruecos. Dos acusados, hombre y mujer, con un proyecto de boda. Y la clave de todo: casi 28 kilos de hachís decomisados por la Guardia Civil en las ruedas de un coche que iba a embarcar con destino a la Península.
El magistrado titular del Juzgado de lo Penal número 2 ha sentenciado con 3 años y 2 meses de prisión a la profesora marroquí Fatima B. Considera probado que el pasado 17 de mayo intentó embarcar a bordo de un vehículo modelo Peugeot de su propiedad en cuyas ruedas se habían distribuido 109 bloques de hachís que pensaba destinar a la venta a terceras personas o a su donación.
Su compañero de viaje y de vida sentimental, Yasir A., iba de copiloto en ese vehículo, pero su señoría considera que no hay pruebas que motiven su implicación en un delito contra la salud pública por lo que ha dictado en su beneficio sentencia absolutoria.
“No hay base para pensar que tuviera participación”, expone en la sentencia a cuyo contenido ha tenido acceso El Faro. Los intereses del joven han estado defendidos por el abogado, Jorge Gil Pacheco.
Así termina este caso, con condena y absolución en un juicio que para llegar a su resolución final ha pasado por dos suspensiones previas y una celebración que tuvo lugar la semana pasada.
¿Por qué una condena sí y otra no?
Fatima B. queda condenada, pero dicha pena será sustituida por la expulsión durante 5 años del territorio nacional tras cumplir las dos terceras partes de la misma u obtener el tercer grado de tratamiento penitenciario o la libertad condicional, salvo que se acredite en tal momento el arraigo suficiente en España.
Esta historia, una más enmarcada en las que surgen en torno al tráfico de estupefacientes, enfrentaba a una pareja que centró sus argumentos en negar su responsabilidad en el tráfico de drogas y en culparse mutuamente.
Ambos dijeron no saber nada del alijo de hachís y cada uno buscó en el otro la responsabilidad. ¿Cómo su señoría termina condenando a una sí y a otro no?
En sentencia se alude precisamente al cambio de versiones ofrecido por la ahora condenada, que pasó de atribuir en un inicio la colocación de la droga en su coche al responsable de un taller en Tetuán, a señalar, después, a su exnovio al que dibujó como una persona que le engañó.
Apunta su señoría a la “inverosimilitud y contradicción” de esta versión, lo que “invita a pensar que, obviamente, sabía de su presencia y tenía la intención de pasar la sustancia a la España peninsular para su entrega o venta”.
No es el caso del acusado, del que indica que conociera la existencia del alijo en el vehículo o lo hubiera colocado “no se puede explicar si él mismo no sabía cuándo habría de embarcar para su traslado, duda que desbarata los indicios apuntados de su conocimiento y connivencia”.
En la vista oral celebrada por estos hechos se leyeron las cartas de amor cruzadas que los acusados se enviaron estando en prisión en las que también se evidenciaba ese intento por culpar uno a otro del tráfico de hachís.
No hay nada extraño, todo el mundo está sospechoso aunque sea Profesor ( nunca ponéis la profesión del detenido, pero se nota que queréis…), sea policía local , guardia civil ,o policía nacional con 20 millones en las paredes de su casa ,