Es uno de los proyectos más importantes para Ceuta, no solo porque servirá para dar una acogida digna a los menores extranjeros no acompañados que llegan hasta la ciudad bordeando fronteras, sino también porque recuperará la antigua cárcel de Los Rosales que ha terminado siendo un centro insalubre e inseguro.
La memoria elaborada por Tragsa, a cuyo contenido íntegro ha tenido acceso El Faro, recoge la ambiciosa actuación en este lugar con todo detalle. El objetivo del proyecto no es otro que, “ante las nuevas circunstancias migratorias que van aconteciéndose de manera recurrente en esta ciudad, mejorar los equipamientos, estableciendo un proyecto que potencie los servicios sociales y fomente la inclusión de aquellos usuarios que hagan uso de sus instalaciones”, explica.
Con esta inversión se quiere cubrir una necesidad de prestar asistencia social y sanitaria a menores, algo clave ante el incremento de la inmigración irregular del sector más joven, sobre todo adolescentes. El plan pasa por construir un centro de cinco módulos con 94 plazas. El plazo de ejecución es de 18 meses y contará con un importe de 7,6 millones de inversión.
Los técnicos del servicio de menores son los que definen las necesidades de espacios y usos para el nuevo centro, que tendrá un recurso residencial y de primera acogida distribuido en módulos diferenciados por edades, niveles de desarrollo, vínculos familiares, sexo o interés de los usuarios.
Salas de estar, comedor, juego, deporte…
Para cada unidad independiente residencial se han dispuesto estancias interiores (con salas de estar, comedor, dormitorios, baños) y exteriores (con zona de recreo, salas de juego y deporte).
Para uso general del centro habrá espacios de servicios generales, administración y gestión del centro, recepción, espacios para visitas, cocina, enfermería, talleres multiusos y salón de actos.
El nuevo centro de menores ocupará el espacio que hasta 2017 era una prisión, precisamente de las más antiguas del país. Parte de esa estructura se conservará, pero habrá zonas en las que se han previsto demoliciones.
Tanto los espacios de usos generales como los talleres, usos administrativos y almacenes se ubicarán en la planta baja de los edificios, mientras que los dormitorios se ubicarán en la planta primera.
Los módulos deberán distribuirse con desarrollo independiente del otro e igualmente se proyectarán espacios destinados a integrar a todos los usuarios que harán uso del nuevo centro, como un salón de actos, huertos o una pista polideportiva.
Una “ruina técnica” que se puede sortear
El estado actual del conjunto se ha definido como de ruina técnica, pero tras la visita realizada “parece razonable la conservación y rehabilitación del edificio de acceso, junto con su fachada protegida”, explica en su memoria Tragsa.
Así, las obras de intervención en ese edificio previstas en el proyecto son tanto de conservación, restauración como de mantenimiento de todos los elementos que integran la fachada principal.
Se eliminarán tabiques y particiones interiores, pero habrá un mantenimiento de estructuras horizontales y verticales, “con modificaciones de huecos en el muro de carga intermedio y la fachada trasera, junto con la apertura o rectificación de huecos de ascensor y escalera debido a la reubicación de estos elementos con respecto al estado actual”, se concreta en la memoria.
El lugar donde se interviene es una parcela con una superficie de 6133 m2 en pleno corazón de Los Rosales e integrada en la trama urbana de la ciudad, aunque los edificios que están edificados en ella son exentos unos con otros.
Actualmente el edificio se encuentra abandonado, por lo que urge la adopción de estas medidas de contención debido al estado de degradación sufrido y los incendios que incluso se produjeron en el interior.
“Entendemos que mantener y rehabilitar el edificio de acceso y su fachada protegida puede incluso favorecer la imagen inicial del centro, debido a que su estilo arquitectónico sugiere una cierta escala de hogar y el objetivo del centro es que los menores puedan vivirlo así durante el tiempo que estén en situación de acogida”.
“La localización resulta adecuada para la construcción de un centro de estas características, ya que está elaborado un Plan Parcial en el que se prevé la edificación de edificios de tipo residencial, educativo, y deportivo. La parcela es exenta, queda limitada en el único acceso al recinto por la calle 12 de diciembre y el acceso se mantendrá en el mismo lienzo del muro perimetral donde se ubica el actual, permitiendo así un control único del acceso, salvo en casos de emergencias”, concreta Tragsa.
Actuación en los edificios
En los edificios de la zona posterior se realiza la renovación tipológica conforme a la protección ambiental del conjunto, que permite obras de nueva planta de sustitución de edificios con criterios de respeto a las características morfológicas y el tipo edificatorio que se sustituye, utilizando en este caso edificios que se disponen en módulos de habitaciones que se abren a patios interiores, como en el antiguo centro penitenciario.
Los nuevos edificios se disponen de manera que los propios volúmenes edificados produzcan la compartimentación de los espacios libres, para permitir el control y poder disponer de distintos patios de juego acotados junto con pistas deportivas y zonas ajardinadas, según los requerimientos de los técnicos del servicio de menores.
Desde el punto de vista formal, condiciones de altura, volumen y separación a linderos no suponen ningún impacto visual con respecto al estado actual, al estar adherido al muro perimetral existente, y no superando su altura.
De esta manera, conforme al PGOU de 2023, en la propuesta realizada hacemos compatibles los requerimientos normativos de protección ambiental del conjunto con el uso previsto del centro de acogimiento.
Lo que se debería haber hecho en la antigua cárcel de los Rosales es un centro cívico para los vecinos de la zona, falta de servicios sociales y de mas equipamientos.