Repensar las reglas del juego para construir el urbanismo futuro de Ceuta. Es la propuesta de José Luis Pérez, ex decano del Colegio de Arquitectos de la ciudad. A través de una charla dentro de la Semana de la Arquitectura ha tratado de hacer ver las posibilidades que podría ofrecer redactar una ley de suelo propia ya que actualmente se da un contexto que lo facilita.
El conferenciante señala que la normativa vigente en la ciudad “es preconstitucional” ya que es del año 1976.
“Prácticamente solo ha quedado para Ceuta y Melilla. Podríamos considerar que es incluso un agravio comparativo con el resto de ciudadanos”, expresa. “Cuenta con un vacío legal”, señala.
Adaptaciones
A juicio de Pérez, en los últimos años Ceuta busca crecer para adaptarse a las nuevas necesidades poblacionales y en este camino se han realizado ejecuciones que no han estado organizadas. Lo ilustra con el hecho de aprovechar terrenos de propiedad portuaria para usos distintos a la institución, unas modificaciones a las que se les ha dado luz verde, en parte, por una buena relación entre la Administración y el Puerto, según apunta.
Un ejemplo concreto es el Parque Marítimo que, tal y como menciona, primariamente era parte de las propiedades de uso de la entidad marítima. Remarca que estos cambios son “un proceso un poco extraño” porque “se invierte para ampliar el puerto y al final se le da la vuelta. ¿Por qué? Porque se necesita”.
Una de las sugerencias de Pérez, entre otras, es la de ganar terreno al mar como una de las medidas para cubrir necesidades constructivas. “Siendo una ciudad como esta, bordeada de mar, ahora que se habla de economía azul como un elemento de desarrollo, creo que habría que innovar y emplear no solo el territorio y las instalaciones supramunicipales, sino que también habría que ampliar las opciones a través de la costa”, destaca.
Asentar las bases
Asevera que es clave tener por escrito un documento que regularice la nueva realidad urbanística de Ceuta para no “encontrarse con proyectos sorpresa”. Saca a la palestra otra circunstancia “que no tiene sentido como una idea de origen”.
Es el caso del embolsamiento en Loma Colmenar en un área “de ámbito ajardinado” para solventar el requerimiento de más espacio en la frontera “que estaba entre el mar y un polígono industrial” con la finalidad de desatascar “los atascos que entonces se producían y que llegaban hasta el centro de la ciudad”, expone. Puntualiza que esta alternativa que finalmente se desarrolló fue un intento de la Ciudad de “buscarse las habichuelas”.
El arquitecto incide en que hay que “sensibilizar y hacer un análisis de por qué el Colegio en su día ya solicitaba esta ley” y que es preciso llevarlo a cabo para “dar respuestas a nuevos desafíos e impulsar un desarrollo más sostenible”. Hace hincapié que incluso es una conclusión a la que ha llegado el propio Ministerio de Fomento de forma oficial.
A su vez, cree que es preciso “trabajar el tema de la infravivienda y el realojo. Eliminar aquella que ocupa espacios de titularidad pública y realojarlo para liberar esos espacios y convertirlos en zonas urbanas”.
Se trataría de elaborar una ley que tenga en cuenta las particularidades de la ciudad, en concreto, las fronteras, el espacio limitado, la alta densidad y las costas. Habría también que considerar que “todas las sectoriales, carreteras, puertos y demás tienen su propia norma y es obligatorio cumplirla. Se han ido actualizando con el paso del tiempo y está sujeta a informes”.
A su vez comenta que, en relación a los elementos patrimonios y su inclusión en esta ley, “la sociedad está muy madura. Es decir, sabe que la sociedad sabe que hay que preservar determinadas zonas. Nadie tiene que venir a decirlo. Lo sabemos”, cuenta.