Ceuta sigue esperando la solución al problema generado tras el aumento de menores, producto de esa presión migratoria ejercida en la frontera sur de la que Europa se desentiende.
Las distintas reuniones mantenidas en Madrid han tenido como objetivo desatascar una situación que sigue siendo, hoy por hoy, la misma. No se le puede reprochar nada al Gobierno local. Muy al contrario, ha buscado todas las fórmulas posibles y ha tocado a todas las puertas para, dentro del respeto y la lealtad institucional, dar con soluciones.
Durante el crítico mes de agosto, el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, mantuvo no solo encuentros con altos cargos, sino que además contactó con entidades privadas y fundaciones con vistas a buscar otras vías de apoyo y acogida.
En ningún momento se emplearon tonos críticos, ni mucho menos atentatorios contra el Gobierno de la Nacional. No hubo discursos salidos de tono, ni se generaron absurdas polémicas.
Pero hoy, tiempo después de ese mensaje de socorro, la situación sigue siendo la misma y no hay concreciones en cuanto al sistema de financiación elegido para que atender ese cupo desbordado de inmigración infantil no termine pasando factura a unas arcas municipales ya de por sí siempre ajustadas.
Madrid debe dar más pronto que tarde con una solución para una tierra, como Ceuta, que tiene los límites y dificultades que tiene. Los tiempos de espera no son eternos, mucho menos cuando en breve llegará el invierno y las condiciones de acogida temporales habilitadas no podrán seguir siendo las mismas.