Dos momentos donde el conocimiento se levanta de una roca que nos golpea, una y otra vez, y nos induce a pensar en el presente y en el futuro.
Un punto y aparte, que el pasado nos da igual y sólo deseamos un futuro con una alegría que nos endulce todo nuestro cuerpo lleno de llagas, cicatrices y desventuras que se desea dejar a parte y forjar un después, un mañana, con unos augurios dignos de un gran hombre.
No me importa el poder, el dinero, ni nada que me levante el ánimo. Solo deseo ser un hombre trabajador que goce con sus menesteres cotidianos y no tenga castigos por doquier.
Y aunque caigamos en el pesimismo o se me acerque, yo intentaré poner el ideal o la bandera necesaria para fomentar unas costumbres tan esenciales como indispensables para que mi día a día converja con lo más afortunados astros en mi horóscopo donde seré un hombre con una rutina tan allegada a la raíz de un “ser’ con un “morral” lleno de una agraciada estabilidad que derive en tener siempre el rostro con una luminosidad tan atractiva e intensa que seamos la envidia de todos los que nos vean y tengan la suerte de estar con nosotros u observarnos.
Y aunque me señalen y digan que de ilusiones no se puede vivir, yo no hago caso y afronto mi legado con más moral que el Alcoyano, y con mis ojos llenos de entusiasmo, por creer en lo que hago está bien, sembrar de “positivismo” los campos donde nos encontramos y buscar una cosecha con esa esencia que sirva para ver los trigales con unas espigas frondosas y ser la envidia de una buena recolección, para tener, en el futuro, un pan que es nuestro alimento fundamental.
Cuál piadosa son nuestras desventuras, nuestros aires de envejecer dentro de un margen de estabilidad y tranquilidad que nos haga estar en paz con los demás, y muy especialmente con nosotros mismos.
Veo a tantos que le vienen los males, cuando ya están fuera del tiesto de la competencia, que me hace entrar en un estado donde los pensamientos me provocan n instante de incertidumbre y de alerta, motivados por la presencia de un mal que le llegó a un amigo, vecino o compañero.
Me hace reflexionar y volver al inicio de tener un objetivo muy claro, tomarme la vida con una tranquilidad tan grande que nunca me puede afectar en mi cuerpo o metabolismo.
Y es que irritarme para auto-entrar en un estado de ansiedad y de preocupación es regresar a la cárcel y ver cómo nos acusan de aquello que jamás habíamos pensado.
Miedos, temores y rencores me llegan mas una medalla me he colgado para evitar que los “males de ojos”, me puedan afectar.
Y con esa costumbre del pueblo quedo “inmunizado”, y fuera del alcance de un dardo envenenado y seguir con mi rutina, mi rumbo en la felicidad mía y los míos. Gran enroque a nuestro “envite” en esta vida y sólo pensar en unas nubes que son la esperanza de un día luminoso y lleno de un paquete que nos facilitará un regalo, tan grande y valioso, como es estar aquí ahora presente y sonriente, en un lugar, un día, una hora, de nuestra querida y añorada tierra.
Dos mundos, dos historias, dos vertientes, y un sólo hombre que conduce ese velero entre las aguas de una mar que nos puede sorprender siempre y cuando no sepamos “capear” sus instantes de bravura.