El Archivo General de Ceuta presentó ayer dos envíos certificados de gran valor del Archivo de la Santa y Real Casa de la Misericordia, remitidos desde nuestra ciudad en 1778 y 1779 respectivamente, y que han sido descubiertos a tenor del proceso de revisión y de la labor de digitalización de fondos y puesta a disposición del público de los documentos que forman parte del patrimonio de la ciudad.
“Estos dos pre filatélicos son hasta ahora las dos piezas más antiguas conocidas de Ceuta, pues las que hasta ahora era así considerada era de 1800, y a pesar de tener reproducción de ella, hoy en día no se sabe a qué colección particular pertenece”, explicaba la consejera de Educación, Cultura y Mujer, Mabel Deu, durante la presentación.
Al acto también asistía la directora del Archivo, Rocío Valrribera, que explicó que fue hace 25 años cuando se comenzó a catalogar el fondo de la Casa de la Misericordia pero que, sin embargo, “se pasaron estas dos piezas, al estar encartadas entre otra documentación”.
Para el cronista oficial de la Ciudad, José Luis Gómez Barceló, la correspondencia tiene un “gran valor” para la historia y los investigadores, “más aún el sobre en épocas anteriores al sello, en época pre filatélica”, explica.
Elevado coste
La Agrupación Filatélica ha jugado un papel fundamental también en el análisis de estas dos valiosas piezas. Su representante, Eduardo Martín, explicaba lo costoso que era el correo en el siglo XVIII, fecha en la que datan las dos piezas (cuyos destinatarios eran los que debían abonar la cuantía del envío). Por cierto que, en este caso los correos iban dirigidos al mayordomo del Conde de Valparaíso y al Deán de la Iglesia Catedral de Ceuta -que por entonces vivía en Tarragona-, “son gente de alto poder económico”.
No en vano, el envío de correo ordinario estaba limitado a unos pocos bolsillos, aunque en el caso de estas dos piezas (certificado) el coste subía considerablemente. “Una carta ordinaria tenía un coste de 11 cuartos, mientras que medio kilo de carne costaba 6 cuarto y medio de garbanzos cuatro cuartos”. A este ejemplo se puede añadir el de la carta certificada: 5 y 46 reales respectivamente era el coste de dos envíos mientras que el sueldo de un funcionario era de 60 reales o el de un mozo se situaba únicamente en 20.
Ambas piezas son de incalculable valor, la última que salió a subasta en nuestra ciudad, rondaba los 2.000 euros. Era del siglo XIX y correo ordinario.