Poco tiempo el que estuvieron ayer los cerca de mil setecientos tripulantes del crucero ‘Melody’, pero lo suficiente para que la ciudad se pintara, durante cinco horas, del color de las sonrisas, de las fotografías que se hacían los turistas, la mayoría italianos, aunque también los había oriundos de Alemania, Croacia o Hungría. Poco tiempo, sí; pero lo suficiente como para que los comercios de la Ciudad, gracias a otra excelente operación del Puerto, tuvieran una inyección económica con la que quizá no contaban al comienzo del presente mes. Porque desde las siete de la mañana, hora en la que atracó el barco procedente de Portugal, concretamente de Funchal, los turistas pasearon por las calles d e la ciudad, de ahí que a media mañana los cafetines presentaran un trajín más agitado d elo habitual, así como los comercios, los pequeños y los grandes, que vieron cómo atendían a uno y otro turista. También hubo quien prefirió montarse en un autobús turístico facilitado por la ciudad o quien optó por visitar los museos porque aunque el tiempo apremiaba, los encantos y los beneficios se hacían patentes.