Varios vehículos oficiales de la Guardia Civil resultaron dañados tras ser alcanzados por las piedras lanzadas por un grupo de menores en el puerto. Esta era la reacción dada por los magrebíes cuando los agentes de servicio en el Muelle de Poniente les sorprendieron intentando colarse en las bateas de un buque, el FES Tánger. Los hechos tuvieron lugar pasada la una de la madrugada y los componentes de la Compañía Fiscal tuvieron que esmerarse para frenar lo que terminó convirtiéndose en una auténtica emboscada.
El grupo de menores que lideró el ataque se protegieron detrás de la valla portuaria que cierra el Muelle, y desde allí comenzaron a lanzar piedras de gran tamaño contra los vehículos Nissan Patrol que ocupaban los miembros del Instituto Armado.
Al final del enfrentamiento varios de esos coches resultaron dañados: en concreto uno presentaba la luna trasera completamente rota y otro una abolladura en el techo. Además otros dos vehículos presentaban daños en la chapa lo que obligó a retirarlos. No hubo daños personales.
Tras la tangana la Benemérita no practicó detención alguna ya que los menores se escondieron en las escolleras que les sirven de guarida para evitar la actuación policial.
El altercado ahora narrado forma parte de las agresiones que sufre la Guardia Civil en la zona portuaria, debido a la presencia de indocumentados que persiguen dos objetivos: la gran mayoría colarse en alguno de los ferrys y otro tanto por ciento elevado simplemente delinquir, haciéndose con material de los almacenes del puerto que luego revenden a terceras personas. En este segundo caso los menores son meras víctimas que son controladas por adultos para la práctica de estos actos ilícitos. Estos MENA se niegan a estar acogidos en el centro de ‘La Esperanza’.