Es de justicia resaltar los valores y la humanidad de dos magníficos soldados, el general comandante general de Ceuta, Marcos Llago Navarro, y el segundo jefe general Fernando Rocha y Castilla, así como a una gran mujer, María Belén, encargada de la copistería Copicolor.
En algunas ocasiones los antimilitaristas y retrógrados ven a estos soldados como si fueran enemigos de la sociedad, algo propio de la ignorancia y el desconocimiento. Yo puedo dar fe, y creo que mi hijo lo aprendió de mi, ya que, en una comida homenaje a él, Francisco Javier, guardia civil de Tráfico y graduado en Derecho, ante el teniente coronel-jefe del X Sector de Tráfico, oficiales, suboficiales y guardias, con un total de treinta dos componentes dijo esto: “a los jefes hay que mostrarles respeto, lealtad y subordinación, pero nunca sumisión”.
Mis bravos legionarios
El general Marcos Llago es un gran soldado y sobre todo un auténtico legionario que lo vive las 24 horas del día, y cumple a la perfección lo que el que fue ministro del Ejército Francisco Coloma Gallegos le expresó en una entrevista a la periodista María Mérida: “pasaron los tiempos que se mandaba por las estrellas, hoy es por el prestigio”. Él vive siempre con su querida Legión, esa que tan magistralmente leí en un libro: “caminante detente, ésta es La Legión la que recoge la escoria de la sociedad y devuelve hombres”.
He conocido infinidad de militares, entre ellos a algunos generales y puedo dar fe de su caballerosidad. Guardo un grato recuerdo de uno de ellos, que ocurrió cuando regresaba de examinarme para cabo siendo guardia civil de Tráfico.
En una librería del Aeropuerto de Barajas vi un libro cuyo título era La Legión desnuda. En el trayecto de Madrid a Tenerife me lo leí casi por completo. El autor era Antonio Maciá Serrano y no daba más datos. Intuí que debía ser militar, y a gracias a un comandante de Estado Mayor de la Capitanía General de Canarias averiguó si era militar.
Pocos días después me dijo que efectivamente era coronel y mandaba el Regimiento de Infantería Guadalajara 20 en Valencia. Le envié el libro para que me lo dedicara y me contestó con una cariñosa carta donde me comentaba que se había emocionado al encontrarse con un lector tan amable desde tan lejos. Meses después leí en el ABC su ascenso a general, nombrándole general-subinspector de La Legión. Tras esto, mantuve varios años una sincera amistad, y en una visita a los Tercios Saharianos hizo escala en Tenerife varios días, y le acompañé a la Catedral de San Cristóbal de La Laguna.
Cuando salimos me dijo que quería conocer a mi esposa, y con el coche oficial vino a mi domicilio, un piso en una barriada. Este es lo que puede denominarse un gran soldado.
El general Marcos Llago es una estampa viva de un gran soldado. En lo que se refiere a los soldados veteranos de Ifni nos atiende con mucho cariño cualquier petición, con revistas de Regulares o cualquier recuerdo.
Sepa mi general que aquellos soldados de Reemplazo en la Campaña de Ifni, sin apenas preparación en las operaciones militares en Ifni se comportaron como verdaderos héroes. Lo dijo un capitán de La Legión viendo el desarrollo de un combate: “ya quisiera tener yo a mis órdenes a estos soldados que nada tienen que envidiar a los legionarios”.
Aún mas el fallecido coronel capellán Pablo Cabrera Arias, que estuvo de teniente capellán en la Brigada Paracaidista me comentó: “vi en muchos combates a los soldados de Reemplazo, y puedo afirmar que se comportaban como unos auténticos héroes, y eso sin apenas instrucciones para los combates”.
Un buen general y una gran mujer
Los soldados veteranos de Ifni estamos en deuda de gratitud con el general Fernando Rocha y Castilla por sus múltiples atenciones, y debe saber el general Rocha que estos soldados cuando reciben cualquier recuerdo de las Fuerzas Armadas por sus mejillas resbalan algunas lágrimas que les traen recuerdos de más de medio siglo en los combates de Ifni.
Tanto Fernando Rocha y Castilla, como el general Marcos Llago Navarro son dos soldados de este siglo XXI. Predican con el ejemplo, y puedo dar fe porque lo he visto como cuando el general Marcos Llago Navarro al terminar un acto militar se acerca y se rodea de sus legionarios.
Hay que tener en cuenta que el general Marcos Llago Navarro estuvo al mando del Tercio Duque de Alba siendo coronel, y en las imágenes que yo he visto se le ve feliz rodeados de sus bravos legionarios como así los llamaba su fundador el general José Millán-Astray.
El general Fernando Rocha lleva en su corazón a los fieles regulares como así lo expresaba el teniente general Mariano Gómez-Zamalloa, que al mando de sus regulares tenía en su cuerpo diecinueve heridas de guerra y siempre afirmaba: “yo me siento muy feliz cuando estoy rodado de mis fieles regulares”.
El general Rocha siente lo mismo, espejo como el general Marcos Llago de los grandes soldados. En una parada militar vi al finalizar que el general Fernando Rocha se bajó de la tribuna y saludó uno por uno a los jefes, oficiales, suboficiales y hasta los cabos banderines.
Me gustaría destacar a una gran mujer, María Belén León Trujillo, la encargada de la copistería Copicolor. Durante mas de 20 años por sus manos han pasado y pasan millares de fotocopias de los artículos de la Guerra de Ifni, pero ella no solo hace su trabajo, sino que lo hace bien hecho y con mucho cariño.
Conviene destacar que María Belén es oriunda de la Isla de La Gomera, porque conozco a la perfección las siete Islas Canarias y La Gomera es una tierra de personas humiles, laboriosas y que ha dado grandes personajes de la cultura como Pedro García Cabrera, Luis Mes, doctor en Medicina por la Universidad de Navarra, el general-médico victoriano en la milicia Darias Montesinos, el capitán-piloto Ricardo Bartolomé Chavarría, desaparecido en acción de guerra en el frente ruso, o el soldado de Tiradores de Ifni José Rubio Plasencia, defensor del puesto de Tabelcut que cayó prisionero de Marruecos y sufrió un cautiverio de año y medio, y hoy en día sus restos descansan en su pueblo natal Playa de Santiago (La Gomera).
En el sencillo acto en la Hermandad de Veteranos de la Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil de Santa Cruz de Tenerife, el acto más emotivo se dio cuando Belén le entregó un expediente, el cual ella misma encuadernó donde se reflejaba el atentado terrorista del Frente Polisario en El Aaiún, el cual causó la muerte al niño Esteban de 13 años, a su sobrino Antonillo Fernández Pérez, soldado de la Policía Territorial del Sáhara.
Antonillo se trasladó a Los Llanos de Aridane (La Palma), y le entregó a su hermana Hilda madre del niño Esteban dicho expediente, la cual prorrumpió al verlo en sollozos y muchas lagrimas. Hay que hacer constar que el niño Esteban, trasladado al cementerio de El Aaiún, lo pudieron reconocer su padre y el propio Antonillo por la hebilla del cinturón, puesto que los restos estaban irreconocibles.
La célebre cita del poeta L. Scheffer refleja la grandeza de esa madre Hilda: “tan solo hay una cosa en este mundo que sea más hermosa y mejor que la mujer: la madre”.