Encontrarse con Dios después de años. Es la vivencia de tres ceutíes que, llegados a la edad adulta, se han entregado en cuerpo y alma a la vida cristiana este lunes en la iglesia de los Remedios.
Una ceremonia en la que han estado arropados por sus familiares y amigos. Un día de celebración muy significativo para ellos que, con pleno conocimiento, se acercan a la iglesia para consagrarse en el bautismo, la comunión y la confirmación.
Acostumbrados a ver a niños y niñas en este tipo de actos, los tres han demostrado que la fe no tiene edad. Son un ejemplo de que nunca es tarde para cumplir propósitos. Dos mujeres y un hombre que se han comprometido con el dogma cristiano acompañados de los cánticos del coro.
Vestidos de blanco, con velas en las manos, han dado la bienvenida de forma pública a un nuevo modo de vida y a una creencia. Una de ellas es Marian Mohamed, de 19 años. La joven siempre sintió esa cercanía con la Iglesia, pero, tiempo después, es cuando ha tenido la oportunidad de confirmar su fe.
Tímida y sonriente, cuenta cómo siempre ha sentido que es cristiana. A edad temprana Marian sabía que ella llegaría, en algún momento, a este día crucial en su camino. “Creo en Dios y en nuestro Señor. Llevo un año y medio yendo a catequesis preparándome para poder llegar a este día”, ha contado. No pudo dar este paso antes debido a su contexto familiar. “Mi padre es musulmán y en su momento no pude hacerlo cuando tenía la edad”, ha explicado.
Ha asegurado que ha aprendido “un montón” en este proceso y que, a pesar de los nervios, es una fecha especial para el recuerdo. Otros dos ceutíes han compartido con ella los tres sacramentos.
Camila, emocionada, ha inaugurado su entrada a la Iglesia en la pila bautismal. Ha sido visible, en todo momento, su emoción a flor de piel ante esta celebración y este acto de fe.
Un pequeño acto espiritual que, en la vida de estas tres personas, supone un gran paso y una reafirmación de su cristiandad.