La justicia belga no investigará la trama marroquí del caso conocido como Catargate, sobre presuntos sobornos de Catar, Marruecos y Mauritania para tratar de influir en el Parlamento Europeo, y cede a la justicia marroquí la iniciativa para enjuiciar a sus dos ciudadanos sospechosos de estar implicados en el escándalo, informó este sábado el periódico belga Le Soir.
Bélgica ya ha archivado la parte marroquí de la investigación del Catargate en un momento que, según Le Soir, coincide con un acercamiento diplomático entre los gobiernos de ambos países, tras la visita a Rabat el pasado 15 de abril del primer ministro belga, Alexander de Croo, y otros cuatro ministros de su Ejecutivo.
Durante la visita, el Gobierno belga acordó la expulsión a Marruecos de unos 700 ciudadanos de este país sin derecho a residencia actualmente detenidos en Bélgica, y anunció la apertura de una oficina del servicio de inteligencia belga en Rabat.
Un portavoz del Ministerio de Justicia belga desvinculó estos acuerdos del archivo de la trama marroquí del Catargate y recordó que su Estado se rige por el principio de separación de poderes, en declaraciones recogidas por Le Soir.
Los dos ciudadanos marroquíes que la justicia belga sospechaba que fueron presuntos corruptores en el caso del Catargate son el actual embajador de Marruecos en Polonia, Abderrahim Atmoun, y Mohammed Belharache, un funcionario de los servicios de inteligencia del reino alauita, la DGED.
Dos sospechosos de recompensar a eurodiputados
La justicia belga sospechaba que Atmoun y Belharache recompensaron a los eurodiputados socialdemócratas Antonio Panzeri y Andrea Cozzolino, así como a su antiguo asistente, Francesco Giorgi, a cambio de trabajar en secreto a favor de Marruecos dentro del Parlamento Europeo.
El pasado 12 de abril, un tribunal de primera instancia de Bruselas emitió un auto que denunciaba ante la justicia de Marruecos los presuntos delitos de corrupción, blanqueo de capitales y participación en una organización criminal que supuestamente cometieron el embajador Atmoun y Belharache en el marco del Catargate.
Con este auto dirigido a la justicia marroquí, Bélgica renunció 'de facto' a asumir la parte de la investigación que salpicaba a Marruecos y que hasta entonces investigaba un juez de instrucción en Bruselas. Si se confirman los cargos contra Atmoun y Belharache, sólo podrán ser procesados en su país.
De todos modos, si Bélgica hubiese conservado la investigación de la trama marroquí del Catargate, habría tenido problemas para avanzar con la instrucción, porque el embajador Atmoun goza de inmunidad diplomática y, según Le Soir, Marruecos no extradita a sus ciudadanos.
YA LO QUE QUEDAVA