Estaba siguiendo el Telediario de la tarde-noche, cuándo se produjo un corte en las noticias, para difundir unos hechos importantes: La guerra entre Rusia y Ucrania se paralizaba, dado que se había alcanzado un Acuerdo para llegar a una solución diplomática a tan devastador enfrentamiento.
A continuación, los titulares daban paso a un Alto el fuego, entre Israel y Hamás, para evitar una escalada en la zona, con el reconocimiento por parte de Israel de un Estado Palestino no beligerante.
Me levanté del sofá y salí al porche para dar gracias a quien fuese, por esas dos importantes decisiones.
Y entonces, al levantar la vista al cielo, la ví. Una paloma se había posado en lo alto de la antena colectiva de televisión.
Era una paloma zurita de color gris con dos franjas negras, que emitía sus constantes zureos, de forma acompasada y ajena a mi presencia.
Su perfecta silueta, contrastaba con el color anaranjado del cielo, previo a otro crepúsculo más.
La estuve observando, mientras me fumaba un cigarrillo, que me estaba sabiendo a gloria. Dos guerras, dos matanzas, dos conflictos deshumanizados, habían concluido - al menos, momentáneamente- dándole un respiro a la Humanidad.
La paloma abandonó su inesperado mirador y voló hacia poniente. Entré en mi hogar y allí estaban de nuevo los bombardeos, la sangre, el dolor y la masacre.
Todo había sido una fugaz ilusión, alimentada por el extendido mito de " la paloma de la paz". Y me eché a llorar. Porque el ser humano no sabe vivir en armonía, huérfano de un sentimiento de empatia hacia los distintos.
Y, desgraciadamente, desde que el mundo es mundo, dos fuerzas más poderosas que la Gravedad, están instaladas en la especie humana: La Religión y el Dinero.
Y así seguiremos hasta que los últimos seres humanos, se maten a pedradas, cuando ya no les queden armas sofisticadas que hayan exterminado el 90% de la población.
P.D. Por cierto, tras abandonar la paloma la antena de televisión, sonó un disparo de escopeta paralela que, supongo, también acabó con su vida. ¡Malditos seamos!