La Ciudad anuncia que tras la Semana Santa comenzarán con la retirada de las losetas resbaladizas. Llevamos años hablando de lo mismo: de anuncios, de plazos, de experimentos, de propuestas…
Es un chiste, un círculo para alabar la imbecilidad más absoluta. En pleno 2024 seguimos andando por determinadas vías de Ceuta con temor a caídas, seguimos descartando bajar por zonas porque sabemos que llevaremos premio, seguimos topándonos con los mismos puntos negros denunciados una y otra vez sin éxito.
La justicia le ha tirado de las orejas en más de una ocasión a la administración. Tanto es así que las condenas se acumulan en sentencias en las que se deja clara la desidia de quien, teniendo mando en plaza, no actúa.
Esas condenas llevan aparejadas indemnizaciones cuyos abonos salen de las arcas públicas de un ayuntamiento que se ha entregado a los brazos de la dejadez descuidando a sus propios ciudadanos.
La colocación de las losetas que tantos accidentes ha causado fue una decisión política carente de responsabilidad. Las continuas órdenes para cambiar los pavimentos han tenido consecuencias erráticas por las que nadie ha pagado. Es como si en la gestión pública el margen de error fuera tan ancho que pudiera permitirse de todo. ¿Se imaginan eso en la privada? Seguro que no.
El problema no está en cambiar unas losetas para tapar la cadena de errores perpetuada en el tiempo, el problema es mucho mayor porque esta Ciudad, de tomarse en serio la protección de sus ciudadanos, debería empezar a reformar calles enteras y pendientes que incumplen lo que dice la normativa.
Prefieren seguir pagando indemnizaciones. Ojo con el anuncio que lleva truco.