La ministra de Defensa, Margarita Robles, viajó el lunes a la isla de Alborán. Es la primera vez que un dirigente de esta rama visita el enclave y se produce después de que viviese una de las peores crisis humanitarias de su historia con la llegada de casi 200 migrantes en dos días al emplazamiento, uno de los lugares, junto a Ceuta, donde más llegadas se producen.
Los migrantes, todos marroquíes, permanecieron durante 10 días en la isla custodiados por las 11 personas que forman el destacamento naval establecido allí de manera permanente.
“Si ya tenía una preocupación, después de lo ocurrido, Alborán ha pasado a ser una prioridad”, porque “sabemos que se puede repetir”, les dijo Robles a los miembros del destacamento.
Entre el domingo 25 de febrero y el lunes 26 llegaron a la isla casi 200 migrantes en varias pateras que habían partido unas horas antes desde Marruecos, muchos de los cuales permanecieron durante 10 días, ya que las malas condiciones meteorológicas dificultaron el traslado hasta Almería.
La llegada de personas migrantes a Alborán ha sido una constante durante los últimos años, si bien se ha incrementado en los últimos tiempos con la entrada en escena de las narcolanchas propiedad de las mafias, mucho más rápidas y con mayor capacidad.
“Esta última crisis o afluencia masiva de inmigrantes ha puesto a Alborán en el candelero de prestarle atención, prueba de ello es la presencia hoy aquí de la ministra”, señaló el general Braco, comandante del Mando de Operaciones.
Por su parte, el teniente general Salom, jefe del Mando de Operaciones Terrestres, reconoció que han aprendido de la crisis. "Hacen falta más capacidades y ya están identificadas”, aseguró.
Presencia, vigilancia y disuasión
Presencia, vigilancia y disuasión son las tareas de los 11 miembros del destacamento permanente que permanecen en Alborán en rotaciones de un mes.
El actual llegó hace una semana y está formado por un capitán (el jefe del destacamento), dos suboficiales (un cabo primero y una sargento primero), cuatro marineros y un cabo y tres soldados de infantería de marina.
Su misión es mantener la vigilancia de la isla y las aguas que la rodean asegurando su soberanía y controlar el cumplimiento de la legislación sobre inmigración, salvamento, pesca y medioambiente.
La vigilancia es de 24 horas los 7 días de la semana. Siempre hay alguien pendiente de la radio, del radar y visualizando para que no se acerque nadie que no esté autorizado.
Asimismo, se desempeñan labores de adiestramiento en procedimientos operativos (detección de pateras, embarcaciones de narcotraficantes, etcétera), así como de mantenimiento y limpieza de las instalaciones.
Faro, helipuerto y cementerio
Además del edificio donde se alojan, la isla cuenta con un faro, un helipuerto y un cementerio, donde en estos momentos no hay nadie enterrado.
También dispone de generadores y un incinerador para los residuos. Está previsto instalar una compactadora como las que tienen los barcos para hacer los paquetes de basura más pequeños. Con los residuos orgánicos no hay problema, se tiran al mar y sirven de alimento a los peces.
La ministra agradeció a los miembros del destacamento su labor, sobre todo en momentos difíciles como los que se vivieron hace dos semanas, y aseguró que toma nota de sus necesidades.
“Me ha quedado muy impresionada. Sé que la vida aquí es dura, pero hay mucha profesionalidad y mucha humanidad. No nos olvidamos de ustedes”, les reiteró Robles.
Pues Sra. Ministra preocúpese de los sueldos de lo militares