El tránsito de animales entre la ciudad autónoma y la península, en concreto los procedentes de la Protectora que encuentran un hogar o aspiran a hacerlo al otro lado del Estrecho, en territorio de la Unión Europea, vuelve a poner en primer plano las disfunciones del encaje de Ceuta en la UE.
Mucho se ha hablado y debatido sobre la presencia de la ciudad en foros como el Comité de las Regiones, sobre su integración en la Unión Aduanera o sobre la supresión definitiva y formal en todo o en parte de la excepcionalidad en el Tratado de Schengen, pero poco o nada se ha avanzado realmente.
Con el trasiego de animales que no sean mascotas con su propietario lo que sucede es que desde que España accedió a la entonces Comunidad Económica Europea, las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla no pertenecen al ‘espacio SPS’ (Sanitario y Fitosanitario) de la Unión Europea (UE). Por lo tanto la legislación de la Unión Europea en materia de sanidad animal y sanidad vegetal no es de aplicación en estas dos localidades españolas.
La Asamblea debe intentar resolver su encaje en la UE de una forma definitiva en las distintos ámbitos en los que no está definitivamente aclarado o avanzar en aquellos en los que sea posible y los partidos de Estado de implantación nacional, dejar de echar balones fuera cuando están en el Gobierno de la Nación a la hora de conseguirlo.
Seguir alargando esos debates no contribuye a dar certezas y a consolidar el nuevo modelo de crecimiento y desarrollo por el que, asentado en otras bases, se ha apostado.