Hace 40 días, justos 40, la Guardia Civil recuperaba en aguas del Recinto el cuerpo sin vida de un joven magrebí. Llevaba pocas horas muerto lo que significaba que acababa de bordear el espigón para llegar a Ceuta.
Su traje de neopreno, llamativo por sus colores en parte fluorescentes, parecía que iba a ser determinante para dar con su identidad.
No fue así. Se esperó lo que se pudo hasta que al final, el 11 de febrero, se procedió a su entierro en el cementerio de Sidi Embarek. La tumba 4917 acoge para siempre sus restos.
Allí se le rezó y varias personas arroparon la despedida final a este joven. No le conocían, pero tampoco le dejaron solo.
Un mes y diez días, una combinación de coincidencias
No ha sido hasta este jueves, un mes y diez días después, cuando se ha podido llevar a cabo una identificación al menos visual del chico, poniéndosele nombre y apellidos.
La ausencia de noticias sobre el paradero de Ouadie Hamidoun, de 24 años y natural de Chaouen, hizo temer lo peor.
Sus familiares intentaron dar con él, preguntaron sin éxito hasta que una combinación de coincidencias ha hecho posible que hoy, al menos, lo que eran dudas pasen a ser hechos.
Un amigo de la familia acudió al cuartel de la Guardia Civil este jueves y allí pudo aclarar que aquel joven que se enterró sin identificar era Ouadie.
Un pequeño lunar que ha sido clave
Una peca, un pequeño lunar muy característico al lado de la nariz, ha sido clave. Es una identificación oficiosa, pero servirá para que desde la Policía Judicial se sigan ahora los trámites para su identificación a través de Interpol.
La asociación CIPIMD llevó a cabo una gran difusión a través de distintos canales para dar a conocer el traje de neopreno que llevaba el joven y el bañador, prendas con las que se echó al mar para intentar llegar a Ceuta.
No siempre se logra dar con la identidad de quienes mueren en estas travesías tan peligrosas, conseguirlo es importante porque supone calmar la inquietud de las familias y ayudarles así a cumplir con el duelo.