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Eufóricos, buscando la cámara, sacándose fotos, abrazándose con los compañeros que se quedan, obteniendo la última imagen en el rincón del puerto... acciones que marcan una nueva salida
Un grupo de 80 subsaharianos partió ayer a la península después de dos semanas en las que o el temporal o la festividad de Semana Santa frenaron las salidas. Eufóricos se sacaban sus últimas fotografías en Ceuta, buscando cada rincón de un puerto que se conocen como la palma de la mano. Amigos a los que todavía no les toca su momento acudieron a despedir a los que han tenido la suerte de dejar atrás un centro que se ha convertido en su única residencia en los últimos meses.
Siguen saliendo inmigrantes que lograron el pase en febrero, cuando casi un millar de personas logró cruzar el vallado. Fueron estas las últimas entradas por una vía que está siendo controlada como nunca por las fuerzas del vecino país.
En esta salida solo partieron internos subsaharianos y varones. No hubo salida para los argelinos, que esperan el momento en que les toque partir a la península, aunque en sus casos hay más lentitud al ser en su amplia totalidad solicitantes de asilo.
El centro de estancia temporal ha conseguido rebajar de forma notable su ocupación, hasta aproximarse al número de internos que pueden realmente ocupar el centro, con plazas para 512 personas. Cualquier ocupación superior imposibilita la realización de programas o garantizar, por ejemplo, que las unidades familiares estén en buenas condiciones y separadas del resto, como en teoría debe siempre suceder. En el centro de acogida la amplia mayoría de residentes es de origen subsahariano y la segunda nacionalidad la representan los argelinos, habiendo casos aislados de asiáticos.
Las entradas en dobles fondos de vehículos o en pateras conforman las otras vía de entrada a Ceuta menos llamativas y mediáticas que la propia valla. En los últimos meses han conseguido salir varios casos de vulnerables, además de gran cantidad de mujeres y unidades familiares.