Opinión

70 Aniversario de la fundación de la República Popular China

Cuando han transcurrido siete décadas desde que el Partido Comunista alcanzara el poder de China a manos de Mao Zedong (1893-1976), romanizado Mao Tse-Tung, proclamando el nacimiento de un nuevo estado: la República Popular China, esta nación estaba inmersa en la penuria y desolada por las severidades de la guerra.
Por aquellos tiempos, el régimen asiático se hizo con el mando de las industrias, comercios y terrenos. Fundamentalmente, prescindió de la propiedad privada en una acción que es característica del comunismo, tal y como lo puntualizó su principal teorizante Karl Heinrich Marx (1818-1883).
Tras el fallecimiento de Mao y la frustración de su política económica, irrumpió un nuevo líder, Deng Xiaoping (1904-1997), con una estrategia política que enmascaró el patrón de la liberalización; posteriormente, se interpretaría como el boom económico chino, como hoy en día se conoce.
Indiscutiblemente este país es otro al que antes era, porque ahora se ha transformado en una potencia mundial de primer orden y pretende convertirse en la economía hegemónica del planeta.
No muy lejos de esta realidad, decenas de miles de personas han salido a las calles con marchas pacíficas, para recordar lo que han denominado ‘Día de duelo nacional’; sembrando protestas en diversas zonas, principalmente en Hong Kong y en la India, donde muchos tibetanos exiliados reivindican las políticas agresivas y asfixiantes que conserva China dentro del Tíbet desde los últimos cincuenta años.
Y es que, un componente que podría implicar graves turbulencias para este sistema, es precisamente Hong Kong, inmerso en su peor crisis desde 1997; un territorio semiautónomo que censura el naufragio de las libertades en un conflicto identitario, con una progresiva injerencia de Pekín en las cuestiones de esta región.
Si bien, Hong Kong, oficialmente Región Administrativa Especial de la República Popular China, perderá su autonomía en el año 2047, los efectos políticos que pudiese causar esta coyuntura salpicaría la vertiente económica, ya que este lugar singular es un centro financiero internacional y una puerta de acceso de importantes capitales e inversión.
La estampa de este espacio en el entorno geopolítico, es un aval institucional para las firmas extranjeras con relación al gigante asiático, lo que abre una incógnita, si en verdad China estará capacitada para reproducir las condiciones apropiadas, si es que definitivamente Hong Kong pierde su autonomía.
Pero, no es menos en esta conmemoración, que comparece con el horizonte puesto en conquistar a medio plazo la supremacía global tanto en el área económica como en el terreno militar, otras cuestiones empañadas por frentes abiertos como: la guerra comercial con Estados Unidos, el consabido contexto de Hong Kong, la tirantez en el Mar de China o las elecciones generales en Taiwán a principios del próximo año.
Con este preámbulo, nos topamos ante una fecha identificada por el choque de relatos y una travesía de etapas confusas y gravosas en la historia moderna de China; un régimen que ya es el sistema comunista más octogenario, al rebasar los sesenta y nueve años de la URSS (1922-1991), oficialmente llamada Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
En cierta manera, una abominación adquirida del maoísmo implantado en 1949, cuando China era una nación semi feudal que subsistía en condiciones míseras y de flagelo, con una renta esencialmente campesina y una tasa de alfabetización del 20%.
Abriéndose una grieta en descomposición, que a pesar del grandilocuente avance capitalista, en lo político se ha sustentado con un sistema dictatorial de partido único, que condiciona las libertades civiles y estrecha las garantías de una vida digna.
Es sabido, que la revolución, como todo proceso político encierra éxitos e igualmente desaciertos, recuérdese al respecto que entre 1958 y 1962, cuarenta y cinco millones de chinos murieron como consecuencia de trabajos forzosos, extrema crueldad y la hambruna subyugada por la dirección comunista revolucionaria de Mao.
Probablemente, trastornado por una intervención consignada para imponerse sobre el modelo económico occidental en menos de quince años, que irreparablemente indujo a uno de los mayores desastres humanos.
Aun así, es difícil soslayar la tradición democrática occidental y la arbitrariedad china que forcejean a más no poder, por el dominio de Hong Kong, que no cesa en su lucha por lograr el rejuvenecimiento de la nación.
De lo que se desprende que la República Popular China, en ningún otro tiempo, había sido tan potente en términos económicos y militares, pese a que tiene mucho que prosperar en lo que concierne a los valores democráticos; a pesar que será, si es que ya no lo es, el principal protagonista en el futuro mundial.
De hecho, los expertos no ponen en duda que esta eventualidad se ocasionará y la única incógnita es averiguar cuándo sobrepasará China a Estados Unidos como la primera fuerza planetaria.
China con una superficie que poco más o menos, es semejante al plano total del viejo continente, limita al Nordeste y Noroeste y parte del Oeste con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; al Norte, con la República Popular de Mongolia; al Sudoeste y una porción del Oeste, con Afganistán, la India, Bután y Nepal; al Sur, con Birmania y Vietnam; y al Este, con Corea quedando colindante con Japón y las Filipinas.
En este momento, China tiene una población de 1.395 millones de habitantes, con un indicador económico valorado en 12.143 miles de millones de U$D. Existiendo una variación en el paradigma de su economía: mientras las inversiones extranjeras intentaban elaborar y exportar, entre tanto, producen para proveer al cada vez más solicitado y emprendedor mercado interno. Mas, para 2025, mediante su plan estratégico, trabaja para descargarse de ser la fábrica general y pasar a obtener bienes y servicios de alto valor añadido. Siendo manifiesto su progreso, en razón de la innovación, tecnología e inteligencia artificial.
Inicialmente, el Partido Comunista Chino, por su siglas, PCC, se fundó en 1921 por representantes de la división del lejano Oriente de la Internacional Comunista. En los períodos precedentes, la Unión Soviética representó mundialmente un papel relevante, haciendo frente al campo democrático occidental en la Guerra Fría (1947-1991).
Desde entonces, los europeos reconocieron a la Unión Soviética y sus regímenes comunistas en Europa Oriental, como la columna vertebral enemiga comunista.
En tanto, el régimen del PCC dispuso de tiempo suficiente para su posterior instauración y madurez. Simultáneamente, en 1991 la Unión Soviética se colapsó, abandonando al régimen del PCC hasta quedarse sólo en el tablero mundial. Paralelamente, la China comunista asumió otra visión que atrajo al resto de sociedades, para que se interesaran por su economía de mercado capitalista; a la par, que enmascaradamente defendía una política abusiva.
Por consiguiente, numerosos investigadores, empresarios y políticos europeos no contemplaron al PCC como un partido comunista, sino que a lo sumo, lo reconocieron como una variante. Postulado que no podía quedar distante, porque el PCC llevaba impreso los rasgos definitorios de la doctrina comunista con el artificio, la maldad y la disputa; estableciendo un régimen utilizado con técnicas dañinas e insidiosas de complot político.
Para ello, engatusaba a las masas con lucros, al igual que las fiscalizaba con atribuciones, hasta desnaturalizarlas con invenciones y sembrando su pericia diabólica al punto de la destreza.
Ciertamente, China es la morada de cinco mil años de historia, con un patrimonio enraizado en una cultura milenaria que han hecho que esta tierra inmemorial y sus gentes, adquieran el respeto y la admiración de todos los pueblos.
Pero, a grandes luces, este partido tras hacerse con la autoridad y atrapar a la población sometiéndola, ha entremezclado los criterios del estado chino y el régimen del PCC, capitalizando los instintos reales de la ciudadanía; exponiendo sus intereses bajo el ocultamiento hasta hacer más complejo que la comunidad internacional interprete sus verdaderas motivaciones.
Por eso, se tiene la opinión, que la condición innata del PCC no ha variado. Su maniobra de consentir la participación económica, es puramente para lucrarse del sostenimiento capitalista tonificando el cuerpo socialista, afianzar el régimen y llevar a su terreno las tendencias, en lugar de dejar que China se amolde en el bienestar y la pujanza.
En los muchos casos que se constatan, sus actuaciones prescinden de la ética moral básica y de los valores universales.
Con estos mimbres, el Partido-Estado del PCC ha seguido en una trayectoria diametralmente enfrentada, componiendo una aversión económica de vertiginoso crecimiento que ha avivado la decadencia moral. La incitación del espectro perverso para establecer el prodigio económico de China es sencillo: sin nervio financiero, el régimen del PCC no adquiere influjo tentador con el que sugestionar sus fines al mundo. Estos métodos no tienen como propósito favorecer a China, sino explotar el culto de las personas, tanto al dinero como a las fortunas, para que se ponga a favor de este partido la cooperación económica y los ejes internacionales.
Interiormente, el Partido Comunista se guía capitaneando la opresión y los tintes más inhumanos de la receta capitalista. Compensando la perversidad e inhabilitando el bien, hasta transformar a los peores individuos en los más acreditados de la metrópoli.
Sus políticas engrandecen la cara inicua de la naturaleza del hombre, recurriendo al ateísmo para implantar una situación de depravación, en el que ya no existen las objeciones morales.
Cuando el PCC se mueve en el extranjero, se brinda con pujantes alicientes económicos que sirven de cebo para que la humanidad, si acaso, baje la guardia, claudique a los principios íntegros y mire a otro lado ante los quebrantamientos de los derechos humanos y el acoso incesante a la religión.
No es de extrañar, que entidades y políticos de estados occidentales hayan abandonado sus valores, contagiándose de los suculentos beneficios y alineándose con las artimañas más depravadas del PCC.
Llegado a este punto, puede confirmarse que este partido es el principal tentáculo del comunismo y, consecuentemente, una amenaza sistémica.
El ideal del entresijo comunista es expandir su antídoto, pero si los artificios empleados no adquieren un alcance directo, al menos habrá conseguido el empeño subyacente: alejar a los sujetos de los valores morales, predisponiéndolos con intereses económicos, fraudes financieros e intrusión en los sistemas políticos, hasta amedrentarlos con el poderío militar y perturbarlos con la propaganda.
Ante un riesgo de tales dimensiones, es indispensable profundizar en la tendencia, práctica, táctica e intenciones del régimen del PCC. Su corriente se fundamenta en el aborrecimiento y el patriotismo que inspira entraña despreciar a Japón, Taiwán, a la etnia tibetana, a las minorías de Xinjiang, a los disidentes y lo más significativo, reprobar a Estados Unidos en todos los niveles.
Con estos visos, la diplomacia de la China comunista, pasa por un ensanchamiento geográfico con la evasiva de la globalización.
A partir del 2013, por decisión de su presidente Xi Jinping (1953-66 años) se ha venido promoviendo el plan para su Franja Económica y la Ruta Marítima de la Seda, o la Franja y la Ruta, para abreviar OBOR, por sus siglas en inglés, que parte de la reconstrucción de la antigua ruta de la seda y la creación de un itinerario marítimo paralelo, de ahí el nombre de “Franja y Ruta”.
Un codicioso proyecto político-económico para la comercialización, además del tráfico de capitales, como la inversión para la mejora de infraestructuras; la interconectividad de estados participantes; la plasmación de nuevos organismos para el estímulo de transacciones; la circulación del yuan como moneda de intercambio y la lucha contra el terrorismo; entre algunas, que se ensancha desde la República Popular China al resto de Asia, África, Europa, América Latina y el Caribe que sucintamente referiré.
Lo que con esta plataforma se ambiciona es destinar miles de millones y billones de dólares para edificar instalaciones críticas, como puertos, ferrocarriles, puentes y generar energía en diversos territorios. Así, la Franja Económica incluye tres bloques terrestres bien definidos: desde China, franqueando Asia Central y Rusia hasta Europa y el Mar Báltico; a partir del Noroeste de China, a través de Asia Central y Asia Occidental hasta el Golfo Pérsico y el Mediterráneo; y, por último, comenzando por el Suroeste de China hasta el Océano Índico, pasando por la Península de Indochina.
En correlación a la Ruta Marítima, se inicia desde los puertos de China hasta el Mar Meridional y el Estrecho de Malaca, alcanzando Europa mediante el Océano Índico; continuando al Sur del Océano Pacífico. Asimismo, la Franja terrestre dispone de seis corredores económicos: China-Mongolia-Rusia; el Nuevo Puente Terrestre Euroasiático; Asia Central y Occidental con China; la Península de Indochina con China; China-Pakistán y, finalmente, Bangladesh-China-India-Myanmar.
Luego, en las últimas etapas, solapadamente el PCC ha acabado minando los deberes morales de Estados Unidos y desintegrando la voluntad pública; toda vez, que los grandes medios de difusión muestran el desfile de esta septuagésima celebración, como la mayor de las magnificencias de fortaleza militar de un imperio maléfico.
Si desde la irrupción de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), los americanos se alzaron como la superpotencia y policía global para conservar el orden internacional, cualquier país que aspire a voltear esta posición, irremediablemente tendrá que tumbar a los norteamericanos.
Por lo que, en términos generalizados del argumento estratégico, Estados Unidos es el enemigo número uno del PCC, que mismamente, jamás ha dejado de perfilarse en su apresto ante un hipotético ataque total.
Queda claro, que el siguiente paso es irrefutable: hacer sombra en los próximos tiempos a Estados Unidos, con una horma de Estado de diseño comunista en lo político y capitalista en lo económico.
Convenientemente, pese a lo que se ha fundamentado en estas líneas, el régimen chino debería estar comprometido en la materialización de reformas tan necesarias, como una justicia imparcial que salvaguarde la propiedad privada, o que el mismo Estado, desista con mesura de los privilegios que ostenta sobre la posesión de las tierras.
Aparentemente lo retratado en este cuadro que escenifica a China, no es lo que realmente encarna, porque está plagado de desvíos y rupturas donde sus residentes conviven en el silencio más sigiloso.
Alternando en hacer visible un entramado que no escapa a las dificultades que siguen latentes: la brecha gradual entre los ricos y los pobres, la desaceleración económica, los desafíos en el ambiente internacional como la iniciativa de las nuevas Rutas de la Seda o la guerra comercial, entre otras.
Sin embargo, China está citada a perpetuarse en las reglas comunes de conducta, a pesar de las reprobaciones por la inexactitud del respeto a las condiciones instrumentales de las personas a su plena realización; o la purga de opositores y grupos étnicos como los uigures que actualmente persisten cautivos en campos de concentración, aunque sarcásticamente se declare que se trata de campos para la formación laboral.
Pero, para esto, debe cultivarse el carácter moral en el que sean relevantes los principios democráticos como la inclusión, la igualdad de trato o la participación, velando por el derecho a la propiedad privada y como no podía ser menos, adhiriéndose a los valores universales.
Todo lo contrario, amplifica y agiganta el triunfo comunista revolucionario, donde cabe mencionar, los trágicos momentos de la Historia que condujeron al nacimiento de la China de hoy.

Entradas recientes

La gimnasia rítmica de Ceuta triunfa en Manilva con 11 medallas

La gimnasia rítmica de Ceuta vuelve a brillar. Las deportistas caballas continúan desplegando una gran…

29/04/2024

El CB La Inmaculada irá al campeonato de España en San Fernando

El Club Baloncesto La Inmaculada de Ceuta participará por primera vez en su historia en…

29/04/2024

Francis Navarro, campeón de Andalucía en natación de larga distancia

Francis Navarro ha resultado ser campeón de Andalucía de natación en la modalidad de larga…

29/04/2024

Interceptada una narcolancha con más de dos toneladas de hachís

Una narcolancha con 2.345 kilos de hachís. Este ha sido el hallazgo hecho por efectivos…

29/04/2024

Ceuta recibirá 3,7 millones para luchar contra la violencia de género

El Gobierno de España, a través del Ministerio de Igualdad, ha destinado 3.762.410 euros a…

29/04/2024

El Tarajal tendrá un punto de información turística si se localiza sitio

La Asamblea ha aprobado este lunes una propuesta del Movimiento por la Dignidad y la…

29/04/2024