El Círculo de Silencio ha conmemorado este miércoles a los fallecidos el 6 de febrero de 2014, cuando intentaban entrar a nado a Ceuta bordeando el espigón del Tarajal. De manera virtual ha tenido lugar este acto en el que los participantes se solidarizan con las personas migrantes y refugiadas.
“El pasado sábado conmemoramos y rendimos homenaje a las, al menos, 14 personas a las que arrebataron la vida intentando llegar a nuestra ciudad. 7 años de impunidad, 7 años de injusticia, 7 años exigiendo responsabilidad y reparación. 7 años haciendo memoria, defendiendo a la vida y exigiendo derechos. Porque no solo mata el que asesina, también arrebata la vida quien deja morir”, han denunciado.
Las concentraciones por el 6F tuvieron reflejo en distintas ciudades del país y de otros. Se seguirá en la misma línea, buscando que llegue la justicia esperada. “Su recuerdo nos anima a seguir luchando para que en las fronteras se reconozca y se respete la vida de las personas migrantes y refugiadas. Este 2020 nos deja unos datos espeluznantes. A costa del endurecimiento del control fronterizo y de las políticas de muerte de la Europa fortaleza cada vez son más las personas que pierden la vida intentando llegar a nuestro territorio. Según informes de Caminando Fronteras, aunque se contabilizan 2.170 muertes en las rutas de acceso al estado español, se estima que el 95% de las víctimas desaparece en el mar sin que sus cuerpos sean recuperados. Si no hemos sido capaces de salvar sus vidas, deberíamos responsabilizarnos de sus muertes”.
Desde el Círculo de Silencio se lamenta una política migratoria cada vez más dura. “Bajo el mandato de Fernando-Grande Marlaska, las partidas presupuestarias destinadas a las guardias costeras y a la policía fronteriza de países como Marruecos, Mauritania o Senegal, entre otros, se han triplicado. ¿Y si estos recursos se destinaran a acoger en lugar de rechazar? Lejos de disuadir, estos esfuerzos por contener los flujos migratorios no han hecho más que desviarlos hacia otras rutas más mortíferas como la de Canarias. Una ruta más complicada, cara y arriesgada, cuyos puntos de embarque (Gambia, Senegal y Mauritania), son cada vez más lejanos y los expone a las inclemencias del tiempo y del mar”.
El mensaje en este Círculo fue claro: “A aquellos que logran superar la travesía se les niega la paz y la palabra ya que la violación de derechos humanos continúa una vez llegados a puerto. Se les ha privado de su libertad, se les ha mantenido en condiciones de hacinamiento, en ocasiones sin asistencia letrada y sin posibilidad de defenderse e incluso se ha llegado a separar de manera forzosa a menores de sus familiares. En este momento se han habilitado campamentos para acogerles en lugares inhóspitos, fuera de la ciudad, en condiciones infrahumanas dado que el temporal de frío y agua inunda las carpas y las tiendas. Estos centros no pueden garantizar los cuidados, la asistencia letrada, la acogida digna ni la posibilidad de desplazarse”.
Las denuncias se agolpan a la vez que las reclamaciones para que haya cambios en las fronteras. Desde el Círculo se ha denunciado las políticas “de muerte que han convertido el Mediterráneo y el Atlántico en la mayor fosa común del mundo, las políticas de externalización de fronteras que nos hace cómplices y financiadores del maltrato que ejercen contra las personas migrantes los países terceros como Marruecos, las devoluciones en caliente, las devoluciones exprés y las deportaciones, prácticas inhumanas que atentan contra la dignidad de las personas”.
También se ha denunciado “el discurso del odio contra personas migrantes que alimenta el racismo y la xenofobia y fomenta el rechazo en lugar de la acogida en nuestra sociedad, la falta de atención humanitaria y recursos de acogida, que tiene como consecuencia el aumento de muertes en el mar, las condiciones infrahumanas a las que se enfrentan a su llegada, la escasez de servicios de asistencia letrada y traducción, así como el hacinamiento en los centros de recepción, o la actual ley de extranjería que justifica los reconocimientos por perfil racial, los CIES y pone trabas a las gestiones administrativas que permiten la regularización”.
Desde el Círculo se ha reclamado que se haga un proceso de reparación y memoria que rinda justicia a las víctimas de las fronteras, que se respete la dignidad de todas las personas, migrantes o refugiados, que se creen vías legales y seguras por las que se pueda ejercer el derecho a la libre circulación, que se cree una de extranjería que promueva y garantice los derechos de las personas migrantes, que no exija un trabajo para conceder un permiso de residencia, o que se promueva una política de expedición de visados seguros en el marco de una reforma estructural de la ley de extranjería, para que esta promocione las migraciones y no luche contra ellas”.
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