La Biblioteca Pública acoge
una exposición sobre el cáncer. Y de protagonistas: 16 personas que lo han padecido, han luchado contra él y lo han vencido. Héroes y heroínas. Hombres y mujeres que le plantaron cara al bicho y que lo han arrinconado. Hombres y mujeres que tienen en sus vidas un antes y un después. Y eso se nota. Yo conocí y sigo conociendo a una de esas heroínas. Una mujer que se hizo más fuerte de lo que era para plantarle cara al usurpador de su salud. Le echó un par de ovarios y lo arrinconó. Lo hizo mientras trabajaba, mientras intentaba compatibilizar una vida normal gastando la mitad de sus energías en que ese mal no le atrapara. Había días y días, había noches y noches... y había, cómo no, cuestas y cuestas que subir. Pero se subían, todas las noches, todos los días. Una heroína anónima, una MUJER que no se encerró en su casa, ni lloró más allá de las lágrimas que se le salen públicamente, porque bastante lo hizo en soledad.
"Los ejemplos de lucha son importantes porque surten de ánimo a quienes lo puedan necesitar"
Me ha encantado verla en una de las fotografías de la muestra captada por Carlos Larios y África Márquez. Pero no precisamente en la de la exposición (que también), sino en otra más privada en su muro de Facebook, con sus niñas y su no tan niña al lado. Ella ha sido fuerte, ha luchado y ha podido. Es un ejemplo como muchas otras mujeres y hombres que se dieron cita en la Biblioteca y otros tantos que están en sus casas, a los que no conocemos, pero que luchan a diario porque la enfermedad del miedo no les domine. Tenemos que estar acostumbrados a estos palos de la vida porque nadie está libre de tener esa indeseada visita en cualquier momento. Los ejemplos de los luchadores/as son importantes, mucho, porque surten de ánimo a quienes lo puedan necesitar. No ha habido mejor acto que este para plasmar la protesta y el amor por la esperanza. Porque la hay.