La pandemia ha dejado ya cien víctimas mortales en nuestra ciudad. Cien muertes con sus respectivas familias destrozadas por un virus que llegó para quedarse y para hacer mucho daño. Ayer conocimos el fallecimiento de otra persona en su domicilio. Una muerte asociada al virus y que viene a marcar esa cifra temida que nunca nos pensamos que podíamos alcanzar. Los contagios continúan, van en ascenso así como el incremento de los brotes. Y en medio de ese debate asoma la adopción de medidas restrictivas para evitar que la situación se descontrole aún más, entre ellas el regreso al toque de queda a las 22:00 horas o la reducción en el número de no convivientes que pueden participar en reuniones en espacios abiertos. La administración de vacunas sigue su ritmo dependiendo de cómo lleguen a nuestra ciudad que podría convertirse en una referencia a la hora de conseguir una mayor inmunidad de grupo. Al margen de las medidas que se adopten debe quedar claro que la prioridad pasa por la responsabilidad de todos para que haya menos contagios y para que la presión no sea tan elevada. Que todos pongamos de nuestra parte es el único remedio eficaz, el más valioso para que consigamos ver la luz al final del túnel cuanto antes. No queda otra. La unión de todos para dejar a un lado esta pesadilla que tanto y tanto daño sigue haciendo.