La captación de jóvenes para combatir en Siria o Irak ha hecho saltar todas las alarmas sobre una generación de ‘nativos digitales’ más vulnerable. Tienen acceso a perfiles abiertos de contenido radical en las redes sociales. Cuentan con infraestructuras que financian el envío de menores.
Los extremistas religiosos han incrementado sus esfuerzos para reclutar, adoctrinar y radicalizar a jóvenes musulmanes o de otras confesiones religiosas a través de internet. Como depredadores, predican entre personas influenciables a los que lavar el cerebro con mayor facilidad mediante la propagan de Al Qaeda o sus filiales y convertirles en potenciales terroristas. Aunque las víctimas no tienen que ser necesariamente adolescentes, este colectivo puede ser uno de los más indefensos.
Como ocurre, por ejemplo, con los pedófilos que contactan con menores en las redes sociales, los foros y los chats, muchos padres ni tan siquiera saben qué contenidos consultan sus hijos o con quién hablan. Este delito informático guarda similitudes con la captación yihadista en la red: ambas actividades criminales se sirven del lado oscuro de internet.
La menor ceutí de 14 años detenida el sábado pasado en Melilla cuando, presuntamente, pretendían cruzar a Marruecos para sumarse allí a una red de Al Qaeda que la trasladaría como yihadistas a Irak, tenía acceso a multitud de perfiles abiertos en comunidades como Facebook al igual que puede hacer la mayoría de los adolescentes movidos por la curiosidad. Una de estas cuentas, activa durante meses, ha sido la de Kokito Castillejos, un vecino del municipio marroquí más cercano a la ciudad que viajó junto a su pareja a Siria para combatir. Algunas de las fotografías que colgaba en su muro eran de una violencia brutal, como cabezas degolladas o un kalashnikov compartiendo mesa con el desayuno o iftar.
Estos perfiles abiertos no solo ofrecen material audiovisual, sino también una interpretación de corte radical del Sagrado Corán u otras lecturas religiosas que confunde a menores en un periodo vital en el que tratan de definirse como personas. Estas cuentas permiten a los jóvenes contactar con individuos que les inducen a pensar que la acción armada es la única salida a los conflictos en países como Siria o Irak.
Esta yihad adolescente, que tiene su antecedente local en el joven de 16 años y vecino del Príncipe Alfonso que partió en marzo de 2013 a Siria sin que se conozca su situación actual, ha hecho saltar las alertas por una generación tanto en Ceuta como en Melilla que, a través de páginas web o redes sociales, puede ser captada por los radicales, según pudo conocer este periódico. Para mayor preocupación de los padres y las autoridades, la mayoría utiliza internet en su cuarto, su teléfono móvil y sin control parental, de modo que pueden ser aún más vulnerables.
Los fundamentalistas que se esconden detrás de estas identidades virtuales, una de las líneas de investigación que siguen las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, llegan incluso a convencer a la víctima de que hablen por servicios de mensajería como Whatsapp, tal y como ocurrió en el caso de la joven ceutí que ahora cumple seis meses de internamiento en un centro de menores por orden de la Audiencia Nacional.
Esta conquista a través del teléfono móvil, un elemento presente en la vida de la inmensa mayoría de los españoles, cuenta con el respaldo de una estructura perfectamente preparada y montada hasta el punto de que financian los viajes a estos países en guerra o donde se establecen centros de entrenamiento. La ceutí logró salir de Ceuta sin levantar sospechas y llegó a la ciudad hermana, donde fue interceptada en el paso fronterizo de Beni Enzar gracias a que la familia interpuso una denuncia por su desaparición. De no ser por su aviso, la chica supuestamente hubiese cruzado a Marruecos, donde le esperaban otros integrantes de esta organización yihadista que la hubiesen llevado a Irak.
Este entramado que enlaza ciudades a cientos de kilómetros de distancia requiere de una financiación y una profesionalización a la hora de captar menores que toman rumbo hacia países que, es posible, nunca hayan pisado. Porque en el caso de la menor, ¿quién y cómo pago su periplo hasta Melilla? Ya tomara la ruta peninsular o bien por Marruecos atravesando la frontera del Tarajal, alguien desembolsó el importe del billete, la comida o le proporcionó plaza en un vehículo.
Una función en la que podría encajar Fauzia Allal Mohamed, la melillense de 19 años que le dio alojamiento en su casa en la ciudad autónoma y para quien el juez de la Audiencia Nacional ordenó libertad provisional sin fianza imputada por el mismo delito de supuesta integración en banda terrorista. Ella negó cualquier vinculación.
En la declaración de la ceutí ante el juez Santiago Pedraz, aseguró que hay otras tres chicas que podrían ser de Ceuta que van a seguir sus pasos. Para los servicios de Información, la incorporación de la mujer a la denominada yihad femenina, mucho más radical incluso que la de los varones, es un hecho que no termina en este caso. Como ya publicó El Faro, existen indicios de la marcha de hasta tres mujeres de Ceuta a Siria, constatándose dichos casos con denuncias oficiales.
Las redes sociales como canal de difusión del fundamentalismo
La Guardia Civil arrestó el 24 de junio a un vecino del Príncipe Alfonso (al que la Audiencia Nacional puso en libertad con cargos días después) al considerarse que existía “peligrosidad” de que pudiera llevar a cabo una “acción terrorista en España”, según el juez Ismael Moreno. La “evolución” de la radicalización de este ceutí se percibía a través de sus “comentarios en redes sociales” y porque era “administrador de abundantes perfiles repletos de propaganda yihadista”. Este caso desveló la importancia que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado dan a la captación y la publicación de mensajes radicales en internet.
“La familia está muy preocupada”
En la barriada donde se encuentra la vivienda familiar, todos la recuerdan como una “niña muy guapa, alegre y sin problemas ni preocupaciones”. Hasta hace poco, comentaron, “jugaba por estas mismas calles con el resto de los niños”. Quienes hablan son los vecinos de la ceutí que la semana pasada fue detenida porque pretendía entrar en Marruecos y dirigirse presuntamente hasta Irak, donde combatiría. “Menos mal que vivimos en un país que impide cruzar la frontera a un país extranjero a una muchacha menor de edad sin la compañía de sus padres”, añadieron.
Otro de los residentes en esta zona explicaron que ellos tienen hijos de 15 años. “Si mi hijo desapareciera así... Sería un calvario”, confesaron. Un sentimiento que invade a la familia de la chica que ahora cumple seis meses de internamiento en un centro de menores para alejarla de la influencia extremista a la que se ha visto sometida durante unos cuatro meses.
“Su familia está muy preocupada”, señaló otro de los vecinos. No obstante, los seres queridos de la muchacha, que atraviesan momentos muy dolorosos y tan solo desean volver a tenerla a su lado, declinaron hacer declaraciones acerca de cuál es su opinión sobre lo que está ocurriendo o cómo se encuentra la chica en estos momentos. Además, manifestaron su descontento con el tratamiento que se está dando a su hija en los medios de comunicación a pesar de que los datos proceden de fuentes oficiales.
Esta joven, pese a los últimos acontecimientos, siempre llevó una vida normal, en el seno de una familia ceutí media que tampoco profesa una corriente dentro del islam que se pueda identificar con los preceptos que, según la Audiencia Nacional, ella misma ratificó ante el juez. La menor acude a sus clases en el instituto, como tantos alumnos de su edad, y solo presentaba algún episodio de absentismo que se repite en otros estudiantes de su perfil.
La barriada asiste conmocionada a un vivencia que, por la edad de la joven y su buena relación con el resto del vecindario, les ha cogido por sorpresa. “Eso no es yihad”, aseguró otros de los vecinos; “la yihad hay que hacerla todos los días en tu propia casa: sacando a tus hijos adelante; esforzándote por mantener tu puesto de trabajo en unos tiempos tan difíciles... Quien se lleva así a un hijo, no es musulmán”, sentenció. Los vecinos desearon que la adolescente pueda estar pronto de vuelta junto a su familia.