La consejera de Presidencia, Yolanda Bel, se ha convertido de un tiempo a esta parte en objetivo único de todas las críticas habidas y por haber.
Ha cogido el testigo del ataque personal, barriobajero y chantajista que sufrió en su día su compañero Guillermo Martínez por el ya archivado ‘caso Urbaser’. Martínez fue acusado de todo, protagonizó portadas en las que se le deformaba el rostro, protagonizó escritos de todo tipo... hasta que la justicia habló como habló, momento entonces en el que, archivado el caso, nunca más pudieron leerse las que debieran haber sido, por pura ética, opiniones obligadas reconociendo que nadie incurrió en acción ilegal.
Tras Martínez le ha tocado a Yolanda Bel. La número 2 del Gobierno, mano derecha de un presidente Vivas que la defiende a capa y espada, ha ocupado ese lugar. De ella han pedido hasta la saciedad que dimita. De ella se han escrito mil y una historias buscando agotarla, cansarla o hundirla moralmente. Se le ha llevado ante la justicia y se le ha condenado sin ni tan siquiera dejar que los tribunales se pronuncien. Ahora, se da un paso más en esa forma tan ligera de cargarse la presunción de inocencia de quien interesa, y se le acusa de enchufismo, de tráfico de influencias, de hacer y deshacer a su antojo para favorecer a los que tiene cerca.
Pero la consejera Bel no se arruga. Han pinchado en hueso. Bel ha dado un paso al frente al anunciar, por boca del portavoz del Ejecutivo, Emilio Carreira, que va a comparecer en el Pleno para explicar de manera monográfica todos los pasos que ha dado la institución municipal en materia de Colaboración Social y empleo. Bel no tiene por qué esconderse de nada ni de nadie, ni, mucho menos, tiene que bailar al son que le quieran marcar quienes solo tienen intereses en estas guerras de humo. Bel marca su ritmo, al igual que lo hace el Gobierno, y comparecerá para hablar, explicar, ofrecer datos y valorar todo aquello que tenga que ver sobre estas acusaciones.
Bel tiene ventaja sobre el resto. Se lleva, de entrada, el apoyo de su equipo con el presidente a la cabeza. Y maneja, también, argumentos para defenderse de lo que ya se ha dado por hecho.
La labor fiscalizadora de cualquier partido debe ejercerse como tal, dando los pasos con la prudencia debida, sin perder los nervios porque alguno piensa que ya estamos en la campaña para las municipales, sin convertirse en un pollo sin cabeza que solo busca hueco en los medios aunque no haya contenido en sus manifestaciones. El asunto de la contratación de la hermana de Yolanda Bel tiene un interés para el ciudadano y por eso, porque la consejera no tiene que huir ni de nada ni de nadie, dará, porque así ella lo ha querido, las explicaciones necesarias y debidas a toda la ciudadanía a través del foro que supone el Pleno de la Asamblea.
Dejemos que las instituciones marquen los tiempos. Están legitimadas para ello. Quienes no lo están son aquellos que juegan solo por sus intereses, que llevan meses poniendo en marcha una maquinaria de chantaje que solo persigue un fin personal. Que no hay más que ir a las hemerotecas para entender a qué obedecen las alianzas sustentadas solo en una ambición económica y de poder, integrada por malos cazadores que cuando se equivocan de presa encima ni se retractan. Porque nadie piense que este ataque a la consejera de Presidencia ha sido un ataque gratuito. Muchas de las razones que ofrecimos durante el denominado ‘caso Urbaser’ siguen teniendo, perfectamente, validez en estos momentos, porque no deja de ser una segunda parte y los protagonistas vuelven a ser los mismos.
Las miras están puestas en la próxima convocatoria plenaria para que, conociendo todos los datos, podamos hablar con propiedad y usando los calificativos apropiados.