Es un asunto delicado. Bastante delicado. Pero ese no puede ser motivo para no hablar de ello. Al contrario.
Muchas personas saben y entienden bien qué significa la palabra yihad porque han buscado información al respecto y porque preguntan a quienes tienen más conocimiento.
Sin embargo, a otras, les saltan todas las alarmas cuando la oyen, lo que es comprensible si tenemos en cuenta algunos de los últimos sucesos que nos preocupan a todos.
Teniendo información y formación la influencia de cualquier hecho o dato se atempera bastante. Y viceversa, cuando no se tiene la suficiente información, terminamos quedándonos con lo que otros nos transmitan, con el concepto de los demás, con lo superfluo, lo anecdótico, lo morboso o lo polémico.
De hecho, incluso la Real Academia Española define mal el término cuando se limita a establecer, únicamente, que es “Guerra santa de los musulmanes”. Es un término muchísimo más amplio que significa esforzarse, dar lo máximo de uno mismo para ser buen musulmán.
Es en el sentido más espiritual del término en el que la mayoría de los musulmanes hablan de hacer la yihad día a día: consigo mismos para superarse, con su círculo más próximo, en sus trabajos, en sus estudios…Es en ese sentido en el que cada cual hace su propia yihad, su propio esfuerzo.
Sin embargo no podemos omitir que el término está siendo cada vez más contaminado e influenciado por connotaciones violentas, por manipulaciones. Hasta tal extremo que, como decía al principio, en la actualidad una se piensa dos veces si utilizarlo o no públicamente para evitar malinterpretaciones.
No debe asustarnos el término. En absoluto. Sabiendo cuáles son las connotaciones con las que lo utilizamos la mayoría, que es en el sentido más espiritual y de superación personal diaria. Una inspiración diaria que como a miles de personas, nos motiva para seguir luchando y avanzando. Luchar por intentar superarnos a diario en todas las cosas que hacemos. Por intentar desmitificar prejuicios que algunos nos asocian, a los musulmanes y musulmanas, indisolublemente. Por intentar que esta ciudad sea mejor y más justa con quienes peor lo pasan que por desgracia son demasiadas familias.
Esa es mi yihad.
La de la mayoría.
Es muy lamentable que haya familias que queden destrozadas y sesgadas para siempre porque alguien influya de manera negativa sobre sus hijos convenciéndoles para manipularles. Es responsabilidad de todos como sociedad que estas cosas no sucedan porque las consecuencias también nos afectan a todos.
La inmensa mayoría de la población musulmana hace a diario su propia yihad, esforzándose por hacer felices a sus familias, por superarse con buenas acciones cada día de su vida, por conseguir las mejores calificaciones, por buscar trabajo, por reivindicar sus ideas y en definitiva por hacer de esta sociedad un lugar mucho mejor del que es.
Convencer a una sola persona de lo importante que es formarse para el futuro es una premisa fundamental en la que deberíamos aunar esfuerzos. La formación y la educación son claves en la construcción de cualquier sociedad fructífera. La educación en principios y valores positivos que se tienen que transmitir de generación en generación es una de las raíces más importantes que tiene cualquier ser humano. Y la formación que se recibe en los centros educativos es la llave al conocimiento, a las metas, la llave que amplia nuestras miras y que impide que seamos blanco fácil de cualquier manipulación.