Ya son 15 años a caballo

Parece que fue ayer aquella primera vez que sentimos el suave tacto de las crines de aquellos ponis y caballos, castaños, tordos o alazanes, cuyos nombres eran Moscatel, Químico, Rumbosa, Miterano, Pegasso, Fabuloso, Katachima, Havre, Eclipse, Soñador o Kéfir, nobles como los que más, formaron parte de nuestros inicios de lo que, más tarde, se convirtió en nuestra pasión.

Cómo no acordarnos de tantos y tantos fines de semana en la hípica, situada entonces en Viña Acevedo, ese lugar donde nos enseñaron a querer y respetar a estos grandes animales.
Siempre con los monitores de aquel entonces enseñándonos este bonito deporte a respetarlos y quererlos, a la vez que, con el permiso de nuestros padres, eran parte de nuestra educación. Con esos mozos de cuadra, que aún siguen actualmente, a los que queremos como una parte de lo que la hípica ha sido siempre, una gran familia, donde todo el mundo era bienvenido, sólo con tener una cosa en común, eso que a todos nos unía, el amor por los caballos.
Aún todos recordamos nuestra primera caída de muchas, nuestra primera exhibición, nuestro primer concurso, y todo esto, siempre teniéndolos a ellos como protagonistas, porque sin ellos, nada de esto existiría, que recuerdos más bonitos.
Por eso, nos llena de satisfacción que lo que hace quince años comenzó con Javier Pérez, hoy continúe, sean otros esos alumnos, y seamos nosotros los monitores, impartiendo clases, dejando momentos inolvidables en nuestras memorias, aportando nuestro granito de arena a este gran deporte.
Haciendo un balance de lo que han sido estos quince años,  cabe destacar, aquellas fiestas de clausuras, esas acampadas en Arangurem, aquellas tardes en el pajar, ay ese pajar,… también recordamos aquella vez que se confió en nosotros para montar el caballo fuerte de un jinete novel, o de aquellas clases de poni salto con Juan Antonio y Javier, y como olvidar aquellos concursos nacionales, cuando la hípica de Ceuta se llenaba de jinetes de toda España, ¡Qué tiempos aquellos!, y quien no se acuerda de aquella vez en las murallas reales, con aquella batalla de moros contra cristianos, representada por aquel grupo de profesores, o aquella primera cabalgata en la que saludabas sin descanso a decenas de niños ilusionados con los Reyes Magos, y es que en la hípica hemos hecho de todo, y seguiremos haciéndolo mientras se nos permita.
Conforme escribimos estas letras, se nos vienen a la cabeza millones de recuerdos, aquella vez que Javi nos deleitaba con Almíbar o Descarao, en reprises con garrocha o riendas largas, aquella emotiva clausura en recuerdo del padre de nuestro amigo y compañero Alejandro Vargas, aquellos partos de yeguas a altas horas de la noche, aquella vez que la madre de Jorge Campos cosió a Arcoíris de una fea herida, aquella vez que dimos la primera clase como profesores, esos días en los que la lluvia no era motivo suficiente para no subir a la hípica, aquellos partiditos de futbol, con las botas de montar de goma, en la arena y a pleno sol, y otras tantas y tantas anécdotas que solo nosotros fuimos testigos.
En resumen estamos de acuerdo en que han sido quince años maravillosos, que han sido posibles gracias al buen hacer de nuestro queridísimo Director Técnico, Javier Pérez López,  que con cariño y esmero, y arropado por un gran equipo en todo momento, fue forjando lo que hoy es la equitación en Ceuta.
Por eso, desde estas letras queremos aprovechar para darle las gracias a él, por la oportunidad única que nos ha brindado en Ceuta,  por hacer accesible a toda la sociedad el deporte de la equitación y por habernos hecho participantes directos de este proyecto. Felicidades por estos quince años y te deseamos otros muchos más.
Por estos bonitos recuerdos, y por todos los que están por llegar, animamos a todos los ceutíes que vengan a conocer la hípica, les den la oportunidad a estos nobles equinos a cautivarnos, y paséis a formar parte de esta familia. Para que algún día, como nosotros, tengáis la posibilidad de narrar, como ahora lo hacemos nosotros, tus bonitos recuerdos, a lomos de los que seguro, serán algo más que vuestros amigos, se convertirán en jueces de tus progresos, testigos de tus caídas, compañeros de tus rutas y protagonistas de tus aventuras.