Oyendo hablar un hombre, fácil es/ saber donde vio la luz del sol / Si alaba Inglaterra, será inglés/ Si os habla mal de Prusia, es un francés /y si habla mal de España... es español” Con esta estrofa, Joaquín Barcina, se refería alegóricamente al cainismo español.
Esta semana, la oposición, más próxima al cainismo que a la aportación constructiva, ha pronunciado estas palabras "El Estado se erige en un indecente especulador inmobiliario..." . El asunto, no es nada baladí. Muestra tres pilares fundamentales que define a esta oposición ceutí: la escasa razón de estado que les acompaña, el regusto por la falacia o el razonamiento ucrónico, y la manifiesta ambición totalitaria al confundir Estado con Gobierno. Al confundir Estado con Gobierno descubren la estructura de su ideología caprichosa, rememorando a quién, por sus propias palabras, debe ser su líder ideológico, Luis XVI y su frase “el Estado soy yo”.
Llamar al Estado “indecente” y “especulador inmobiliario” es hablar mal de España, lo que no es en ningún momento, una crítica hacia sus gobernantes. Mucho menos al partido que sustenta el gobierno; si es que acaso esta era su intención.
Esta oposición ceutí hace ya tiempo que se embarcó en una encomiable pero imposible tarea, la de unificar dos corrientes ideológicas: una, trasnochada e instaurada en la queja perpetua, y otra que apostaba por un futuro sesgado y diferenciador, pero moderado y constructivo. El resultado ya lo estamos viendo. La ideología moderada ha sido anulada por la exultante violencia dialectal de un líder fagocitador de adláteres.
Mientras la oposición pierde el tiempo realizando declaraciones que dejan en evidencia su ideología, y realiza flacos favores a la imagen de una Ceuta moderada y democrática, los ceutíes perdemos la oportunidad de tener una oposición constructiva que fiscalice la labor del gobierno mediante aportaciones alternativas, y que ofrezca una imagen de sólida unidad democrática para la defensa de los intereses generales de Ceuta.
Ceuta no necesita de más aspavientos, de eso ya se encarga la tele-basura. Menos necesita de ruedas de prensa y expresiones públicas cargadas de veneno contra nuestro propio país. Lo que sí necesita, es fortalecer, día a día, la imagen de normalidad y moderación con la que nos movemos la mayoría de los ceutíes. Necesita de una oposición que aporte algo más que salir en los medios con máximas características de manifestaciones decimonónicas. Necesita de una oposición que se dedique a construir un futuro para Ceuta, y no a destruir a un gobierno popular.
Estoy convencido de que las, afortunadamente, amplias mayorías que consigue el Partido Popular de Ceuta no solo se deben a tener los mejores candidatos y el mejor programa; también se deben a la existencia de una oposición que no está a la altura de las circunstancias ¿Y así aspiran a gobernar?