Pasan los días y la obligada, necesaria y exigida valoración de las instituciones sobre la pérdida de enlaces marítimos no se produce. Todo da igual, o lo parece.
Balearia nos presenta oficialmente el nuevo buque y da por hecho lo ya anunciado, que se eliminará la primera rotación de la mañana y que no habrá barco durmiendo en el puerto ceutí. Llegará el primer levante para que nos enteremos de lo que estos cambios repercuten en el tráfico marítimo. Las quejas, ahora inexistentes (menos mal que siempre nos quedará Sergio Moreno para colocar su puntilla en facebook), darán paso a críticas más o menos lacerantes. Punto y final. Ni la oposición abre la boca para, sencillamente, trasladar la queja popular; parecen estar más preocupados en pelearse con Mirchandani sobre políticas turísticas y su fracaso o no fracaso en Semana Santa. Todavía no se han enterado ni unos ni el otro que el turismo en sí continúa siendo la asignatura pendiente de un pueblo cuyas instituciones plañideras nada hacen por mejorar la imagen salvo acudir a Madrid a llorar o patalear (dependiendo la fuerza del momento) para solicitar un mejor trato en las cadenas de televisión. Lo hacen porque esperan beneficiarse en su gestión de ese ‘capote’ previamente pagado de alguna manera.
Pero a lo que íbamos. Que aquí parece no pasar nada en una ciudad que amenace sometida, acostumbrada ya a recibir noticias cada vez más desagradables. Una ciudad ofuscada, que ve a diario cuantiosos problemas pero escasas soluciones. A esto están acostumbrados unas instituciones que se permiten el lujo de callar ante la merma en comunicaciones que lleva meses permitiéndose que se produzca.
Usted, ciudadano, no tiene derecho a protestar, ya que, de hacerlo, será considerado un subersivo manipulado por algún grupo de presión con intereses bastardos. Perdemos salidas, nos sometemos a los criterios marcados y establecidos por empresas que, lógico, vienen a ganar dinero. Mientras, los que supuestamente deben velar e imponer sus normas, que son las de común beneficio de todos nosotros, callan, miran hacia otro lado... o hasta ridiculizan la situación.
Oigan, ¿entonces es que esto no va con ustedes?, ¿con quién si no?