Se han estado viendo a diario y han mantenido conversaciones de muy diversas maneras, durante bastante tiempo, pero no tenía lugar una conversación abierta - amplia de contenido y profunda de calado y larga en el tiempo - desde hacía año y medio, lo cual era un impedimento serio para dejar de ser políticos en ejercicio y llegar a ser personas corrientes, como muchas otras que, a lo largo de cada día, hacen lo que pueden bajo el nombre de España. Cuando esto se escribe siguen reunidos, en el Palacio de La Moncloa, el Presidente del Gobierno y el Presidente del Partido Popular.
Hablarán, se dice, de algunos asuntos que son de actualidad y que forman parte de la situación difícil en que se encuentra España; en la que se asoma la fea cara del desbarate económico, más allá, incluso, de lo que hasta ahora se había venido padeciendo y que formaba parte de una situación delicada pero que parecía no pasar a mayores. Es natural que se esté esperando con mucho interés el final de esa reunión y que den a conocer los resultados de la misma.
Se necesita que haya acuerdo en el camino a seguir y en la forma en que todos debamos caminar para la mejor y más pronta solución de los problemas que nos aquejan, que ni son pocos y que tampoco son de poca entidad.
Se necesita también que esas dos personas logren establecer una línea de acción conjunta para hacer frente, con total garantía de éxito, a ese grave peligro que se acerca más y más, amenazando nuestra estabilidad económica y seguridad social.
Necesitamos, todos los españoles, conocer la verdad de la situación en toda su amplitud, sin reservas de conveniencia política de ningún tipo. La única política a seguir es la de salvación de todos los españoles, luchando juntos en la defensa de España.
He atendido, ahora mismo, la declaración del Sr. Rajoy, ante los medios de comunicación, una vez finalizada la reunión con el Presidente del Gobierno y creo que hay motivos para la esperanza. No es momento de analizar, al detalle, lo que ha manifestado pero sí de hacerse eco de un cierto optimismo, el que nace del reconocimiento mutuo de la verdadera dimensión de los importantes compromisos contraídos para ayudar a Grecia y al Euro, así como de la reestructuración del sistema financiero.
Poco después ha sido el propio Presidente del Gobierno quien ha manifestado, a los medios de información, que han sido adoptados acuerdos para esas dos cuestiones antes citadas y que actuarán en consecuencia. Más difusa ha podido ser su opinión sobre la forma y el tiempo para actuar en otros asuntos; cabía esperar más pero la posición del gobernante es más reservada - por cautela - que la más ágil y espontánea de la oposición.
Creo que hay que celebrar, en estos momentos, que haya tenido lugar esa reunión y también sus resultados generales; es un primer paso positivo al que seguirán otros análisis, generados por analistas concienzudos, que configurarán de forma más explícita la realidad de lo que en una primera impresión nos ha parecido positiva. Esperemos, por el bien de todos, que así se mantenga esa impresión.
Un vez más se hace notar que la labor de gobierno debe sustentarse en el verdadero conocimiento del sentir de toda la sociedad, escogiendo siempre lo que en verdad sea lo mejor para la dignidad de ella.