Vox se ha convertido en un pollo sin cabeza. Bien es cierto que nunca la tuvieron bien amueblada pero ahora han dado un paso más en esa alocada senda basada en el ataque por el ataque. Lo que rechazan, que es mucho, se convierte en enemigo, y así se presentan en sociedad dispuestos a cuestionar todo. Bueno, todo lo que no les sale bien. Cuestionan y se enrocan en su habitual victimismo culpando a los demás de todos sus males. Les pasó con la AUGC, a cuyos dirigentes tildaron de estar entregados a la ultraizquierda promarroquí. Y lo hicieron con toda la mala leche del mundo, sabiendo perfectamente lo que decían y quiénes eran los líderes de AUGC Ceuta, Rachid y Omar, no Pepe ni Federico. Lo que pasa es que siempre usan el doble juego de no decir lo que realmente piensan, porque hasta para eso no son claros o no son lo suficientemente valientes, que lo mismo es.
Ahora se permiten el lujo de hablar de suposiciones en referencia a todo un auto judicial o, también, de atacar/advertir al periodista, autor de una información publicada en esta Casa, porque no les gusta ni él ni sus escritos. Dicen que le pedirán responsabilidades. Bienvenidas sean, nunca está mal eso de demostrar cómo se hace el trabajo a quien siempre sale con la pataleta de la mentira cuando la jugada no resulta como quiere. Se cree el ladrón que todos son de su condición, y quienes sí deben dar explicaciones por la hilera de comunicados y valoraciones que no casan con la realidad resulta que no solo callan sino que además persisten en sus fijaciones.
Hace poco la cúpula de Vox compareció para culpar a algunos medios -siempre son los mismos, según ellos- de tergiversar sus manifestaciones. ¿Recuerdan la escena que hizo saltar a la propia Carolina Pérez en una sesión plenaria? Buscaron culpables y los buscaron fuera. Siempre es igual. Ahora, como no les gusta que puedan tener una sorpresa judicial, le dan la vuelta a la tortilla culpando al mensajero, cuestionando la justicia e infravalorando -como hicieron con la Fiscalía tras conocerse la sentencia sobre el sacrificio de una vaca- aquellas conclusiones que no les dan la razón.
Este tipo de comportamiento solo tiene un nombre. Lo pueden disfrazar como quieran, pero está más próximo a los líderes políticos que ellos se encargan de ensalzar en twitter que a nuestra realidad.