El olor a nuevo y el sonido del forro de los libros son dos de los sentidos que han caracterizado, durante mucho tiempo, la vuelta al colegio. Con septiembre asomando, y en otras circunstancias, muchas familias habrían iniciado las compras escolares y la puesta a punto de uniformes y vestimentas. Las librerías y papelerías, por otro lado, estarían iniciando una de las etapas más activas para el comercio en cuanto a venta de material escolar se refiere. Si además se tiene en cuenta el largo periodo de inactividad provocado por el estado de alarma, este mes hubiese supuesto un buen repunte económico para estos comercios.
Pero el inicio del curso escolar está siendo una odisea para todo el mundo. Padres, profesores, alumnos y papelerías, comparten la incertidumbre y el miedo ante esta vuelta a las aulas tan atípica. Hay padres que aún no han comprado los libros de sus hijos porque no saben todavía qué se va a hacer. Pese a que el Ministerio de Educación ha descartado la posibilidad de atrasar la vuelta a las aulas, muchas familias están esperando a las medidas que garanticen la seguridad de sus hijos en su vuelta a los estudios.
Sin embargo, algún que otro padre valiente se ha atrevido a comprar parte de los libros y del material necesario. “Otros años, en estas mismas fechas, estaríamos reponiendo pedidos a las editoriales y este año, pues no. Hemos pedido el mismo material que todos los años, pero aún no hemos repuesto nada”, comentó José Bentolila, propietario de la Librería-papelería Sol.
Para Antonio Fernández, dueño de la céntrica Librería Cervantes, la situación es similar. “Está la cosa muy mal”, aseguró. Los famosos ‘cheque libro’ se acumulan, desde junio, en el almacén de ‘la Cervantes’ a la espera de poder ser entregados a los respectivos colegios. “Yo ya tengo los libros, ahora estoy esperando a que abran los colegios para entregarlos, aunque no sé qué harán luego con ellos, ya que no saben si empiezan o no”, comentó Fernández. Cabe mencionar, por otro lado, la venta de libros para institutos. “Eso, ahora mismo, está parado completamente, los padres no quieren gastarse el dinero, están esperando”, opinó el propietario de la Librería Cervantes.
Muchos padres no han preparado el material con antelación como en años anteriores
Fernández, como cualquier otro propietario de librería o papelería, no se atreve a realizar un pedido grande. “No sabemos si podemos invertir una cantidad de dinero sin saber si lo vamos a vender”, aseguró. El problema está en que, si se arriesgan, luego pueden sufrir pérdidas mayores. Las editoriales sólo permiten devolver un 12% de lo que no se haya vendido por lo que no se fían ahora de pedir nada.
Las papelerías de la ciudad autónoma también abastecían a los colegios españoles de Marruecos. Con el cierre de las fronteras, esas ventas no van a poder realizarse. Esto supone una pérdida más que se añade a las escasas ventas locales. Ahora les toca seguir adelante con ventas de materiales o productos ajenos a la vida del estudiante.
Una vuelta al colegio segura está todavía muy en el aire, lo que sí tienen claro los propietarios de estos establecimientos es que los libros se van a usar. “Los libros van a hacer falta, con más razón que nunca. Aunque las clases sean presenciales o semipresenciales, los libros van a hacer falta, ¿cómo van a dar las clases entonces?”, comentó José Bentolila de la Librería-papelería Sol.
Todos los pedidos que se realicen, de una manera u otra, están condicionados a la situación actual. Están sujetos a la “incertidumbre, de la que no sabemos cómo vamos a salir”, añadió Antonio Fernández. Toda venta ha caído. La de libros no es la única que se está viendo perjudicada. Las cartillas, algún libro de lectura o que falte, porque no dan todos los libros, libretas, lápices, mochilas, en general, todo el material escolar necesario para el curso se tiene que comprar, pero no saben cuándo. “El tema está en que muchos padres no quieren preparar el colegio como otros años. Lo están dejando todo hasta que les confirmen, hasta que empiece el primer día”, explicó Bentolila.
Al final, el hecho de dejarlo todo para después también puede acarrear problemas. Con las medidas de seguridad vigentes en los establecimientos, no puede haber más de dos, tres personas en el interior del comercio. “Ahora van a tener que hacer cola en la calle. Vamos a tener que alargar el horario laboral”, bromeó el propietario de la Papelería Sol. Sólo les queda esperar y ver cómo se van desarrollando los acontecimientos. Lo que sí saben es que todos, absolutamente todos, comparten la mismas incertidumbres y las mismas inquietudes.