Natalia Raya, ceutí y estudiante en Granada, ha vuelto esta semana a su hogar en Ceuta después de tres meses de confinamiento en la ciudad andaluza por la crisis sanitaria del coronavirus.
Raya cuenta cómo fue la odisea de su vuelta a casa. Cuando consiguió el permiso para el retorno a su ciudad empezó todo: se montó en un autobús, después en un tren y, por último, en el barco. En el autobús, cuenta Raya que “me imaginaba que iban a ser así” las medidas de seguridad, porque “teníamos que guardar la distancia de seguridad exigida en puerta” del vehículo y subir “de uno en uno y desinfectarnos las manos” una vez dentro del bus. También era imprescindible el uso de la mascarilla, teníamos que “llevarla siempre bien puesta, ni con la nariz fuera ni colocarla en la barbilla”.
El autobús les dejó en Antequera, Málaga, donde tuvo que coger el tren. Cuenta que en el segundo tramo del viaje “tuvimos que desinfectarnos las manos si queríamos. Nadie nos exigió utilizar gel en el tren”. Pero sí que era obligatorio el uso de mascarilla y además los pasajeros en los vagones “estábamos colocados de una forma en la que era imposible que nos cruzáramos”. Al subir al tren “solo había un vigilante que nos pedía el billete a los viajeros y también el motivo del viaje”.
Una vez llegó al puerto de Algeciras les tomaron la temperatura a todos los que iban a subir al barco, donde tampoco les exigieron desinfectarse las manos. Además “nos podíamos sentar donde quisiéramos”, tanto ella como el resto de pasajeros. Raya concreta diciendo que “sí que había asientos con cintas donde no podías sentarte, pero no lo entendí porque había personas que se sentaban juntas”.
Cuando pisó tierra firme en Ceuta le informaron de que “tenía que estar de cuarentena” en su casa. Ella, voluntariamente, el próximo miércoles se va a hacer las pruebas del COVID-19 porque “me da miedo haberme contagiado en algún medio de transporte que tuve que utilizar hasta llegar a mi casa”, pero también porque quiere quedarse “tranquila” ya que en febrero estuvo “malísima un mes entero con todos los síntomas”. Quiere ver en los resultados “si lo he pasado o no, y saber si, en el caso de haber superado el virus, conocer si tengo anticuerpos”. Asegura que no tiene síntomas y que quiere hacerse la prueba por “precaución”.
Raya confiesa que respecto a las medidas de seguridad en el puerto, desde su experiencia, cree que “se deberían tomar las medidas de seguridad más en serio”, porque asegura que “los viajeros estábamos separados porque queríamos, no porque nos lo exigieran” y, por eso, “había mucha gente que estaba pegada”. No había distancia entre todos y la gente “iba por las escaleras pegada como un día normal”. La única medida que tomaron fue “tomarnos la temperatura”, concluye.
¡Vamos!, como todas las personas, esperaba algún trato de favor?. No la entiendo.
Que trato de favor,jajaja