Cuando veía uno las primeras películas de la saga de Terminator la mejor segunda parte de la historia del cine junto a la de El Padrino, dicen muchos), no se podía imaginar siquiera sentado delante de un teclado comentando con el respetable nada menos que la sexta entrega (¡¡!!); pero si Fast and Furious puede hacer ocho…
Lo importante es, qué duda cabe, que lo que nos propongan sea del agrado del espectador y no de vergüenza ajena y arrastre el producto hasta donde no se merece, aunque sea por los viejos laureles ochenteros y noventeros…
El caso es que la historia, simple y con tono de éxito ya explotado de salvar el mundo de la amenaza de las máquinas del futuro y todo eso (¿de qué iba a ir si no?), resulta tanto efectiva como, sobre todo, muy efectista, con un despliegue de medios técnicos que hacen de las coreografías de acción y las persecuciones todo un espectáculo. Y lo dice alguien poco impresionable en ese campo y que se aburre fácilmente con el disparo y la cabriola.
En esta ocasión el protagonismo reside más que en el Terminator de turno, en la “Feminator” en la que se ha convertido Sarah Connor, que como mujer de rompe y rasga se enfrenta al nuevo ciber-enemigo con el apoyo de otra peleona amazona venida del futuro y, sí, no podía el sello pasar sin su icono, para deleite del personal, tito Schwarzenegger ya con unos añitos, en un digno papel secundario robaplanos. Hay que reconocerle al veterano actor que sabe enseñar músculo aún (literalmente) y que sabe aportar ese halo icónico que se ha ganado por veteranía y a golpe de éxito taquillero, y cuando aparece él, la raquítica historia gana enteros; eso y cuando hay algún guiño humorístico como el “volveré” de la Connor o el desternillante “esto es Texas” ante todo un arsenal (ya lo entenderán ya…).
Aparentemente se trata de un adiós del personaje, pero nunca se sabe cuando una película funciona, y ésta más que funcionar, es que ha logrado remontar lo que las últimas propuestas de Terminator habían dejado claro que la cosa no daba para más desde hacía mucho.
Construye pues Miller una digna película de acción con buen pulso y sabiendo dónde pone cada cámara y cada instante pirotécnico hasta el punto de que se hace agradable a pesar de la ausencia de más ingredientes. Podía haber sido peor, reconozco que esperaba encontrarme con un desastre que en gran medida se ha evitado como buenamente se ha podido.