Opinión

Volver a empezar

Es cierto que las plantas, los animales y los seres humanos experimentamos un esencial impulso para permanecer, para conservar lo que poseemos y para mantener lo que hemos logrado, pero también es verdad que los objetos que poseemos y los hábitos de comportamiento son expresiones del ansia de crecer, de cambiar y de progresar. Reconozcamos que los seres humanos poseemos una ilimitada capacidad para empezar algo nuevo y para configurar el mundo que nos rodea de acuerdo con esos modelos mentales que dibujamos con nuestras ideas y con nuestros deseos: tenemos una notable capacidad para renacer y para recomenzar.
Por eso suelo repetir que dejar de aprender es un síntoma preocupante de que estamos envejeciendo. Una de las diferencias que nos separan a los seres humanos de los demás vivientes es nuestra mayor capacidad y nuestra mayor necesidad de aprender. Una gaviota o un elefante, por ejemplo, a las pocas semanas de vida, ya han aprendido la mayoría de sus conocimientos y han desarrollado casi todas sus destrezas.
Los hombres y las mujeres, por el contrario, hemos de seguir aprendiendo a lo largo de toda nuestra vida. Aunque parezca exagerado, podemos afirmar que un recién nacido abandonado, no sólo no llegaría a ser hombre o mujer en el pleno sentido de estas palabras, sino que, a los pocos días, perecerían. Si es verdad esta afirmación en general y cuando la referimos a las tareas laborales, es aún más cierta cuando la aplicamos a las normas éticas y a las pautas sociales.
La generosidad o la solidaridad, la paz o la justicia, por ejemplo, no son el resultado espontáneo de algún automatismo biológico, sino el fruto posible de un difícil y lento aprendizaje. La democracia no se deduce de la razón ni de la historia, sino de un proyecto ilusionante y de una experiencia dolorosa. La solidaridad no es una aspiración innata, sino una solución a problemas reales. El progreso ético es lento y costoso; el tránsito, por ejemplo, de la guerra de todos contra todos a la consideración de los demás como fines en sí mismos más allá de la relación instrumental está durando milenios. Lograr la autenticidad personal es más difícil que dejarse manipular: llegar a ser uno mismo y autogobernarse constituye una empresa ardua y, para muchos, imposible. Esquivamos comprometernos con nuestras propias vidas y nos cuesta reconocer los errores y aceptar las derrotas, por eso disfrazamos los errores y disimulamos las culpas. Podemos afirmar que las leyes naturales -como, por ejemplo, la del más fuerte- no son racionales ni humanas sino, a veces, antihumanas. Vivir humanamente es -no lo olvidemos- una disciplina complicada y, en muchos casos, una asignatura pendiente. Dejar de aprender es síntoma, más que de ser viejo, de estar envejecido.

Entradas recientes

Los protectores de la naturaleza: 11 chicos de 'La Esperanza'

Retirar lo que nunca debería haber llegado al arenal. Recuperar el buen estado de la…

02/05/2024

Ceuta necesita más que nunca un Tratado de Buena Vecindad

Residentes valora como perjudicial para los intereses de una inmensa mayoría de ceutíes el rechazo…

02/05/2024

"Ceuta tiene unos fondos marinos sin comparación"

Ceuta es el escenario elegido estos días para la celebración del II Encuentro de Imagen…

02/05/2024

La UA Ceutí FS buscará cerrar en Melilla la cuarta posición

Este fin de semana vuelve la competición liguera a la Segunda División de la LNFS.…

02/05/2024

Cepsa invierte 54 millones en su parada programada del Parque Energético San Roque

El Parque Energético San Roque de Cepsa ha concluido su parada programada, con una inversión…

02/05/2024

'Benahavís' del RC El Candado, nuevo líder de la VI Copa Intercontinental Marbella-Ceuta

La competición alcanza su cota máxima en aguas de Ceuta, donde este jueves se ha…

02/05/2024